Capítulo 1
MISCELÁNEA TENÍSTICA. El COMIENZO.
Este primer capítulo sobre los albores del tenis es un paseo
por la Málaga de finales del siglo XIX y principios del XX, con una raqueta
en la mano. Sirve de fundamento para la realización de los diferentes artículos
que irán apareciendo cada mes en la web "ANDATENIS", todo ello lo puedes encontrar en el libro titulado: “EL LAWN TENNIS EN MÁLAGA
1890-1945". LOS PRIMEROS CLUBS DE TENIS DE ESPAÑA”. Un sport que en sus
comienzos fue un juego de moda de la alta sociedad y que se fue convirtiendo
en un importante vínculo de relaciones personales.
La prensa española, de primeros del siglo XX, definía el
lawn tennis como un “deporte exclusivamente inglés, y no un deporte popular,
sino un entretenimiento que solo se juega en los parques y jardines de los aristócratas
y los ricos". En posteriores capítulos se hará un recorrido por los avatares que sufrió
el Club de Tenis Málaga a lo largo de su historia, la influencia de Gibraltar y
pinceladas sobre los inicios del tenis en Andalucía y en el resto de España.
Los juegos de pelota, antes de la aparición del lawn tennis,
se practicaban desde tiempos pretéritos. En el Buen Retiro de Madrid, en 1690, ya
existía una plaza expresamente acondicionada para ejercitarse con este recreo
favorito de la realeza. Al igual que en otras ciudades de España, en Málaga se debieron
practicar juegos de pelotas desde muy antiguo, hecho no referenciado en ningún
documento conocido. La suerte de mantener una conversación con Puri Ruiz García,
archivera municipal del Ayuntamiento de Vélez Málaga, sobre los deportes en la Edad
Moderna, me puso en la pista de unos legajos en los que se demostraba
fehacientemente que, en Torre del Mar en 1771, había un terreno en el que los torreños jugaban con
palas y pelotas. Datos desconocidos que, por primera vez, van a ser publicados y
que mejor lugar que en la web de ANDATENIS.
La documentación que confirma este hecho son las cartas
enviadas a [Cristóbal Fernández de Córdoba Ordóñez, IV] marqués de Algarinejo y
[(V)] conde de Luque, por Carlos Coronado, su administrador en Torre del Mar,
sobre asuntos administrativos.
El texto escrito en el siglo XVIII contiene frases que se
han trascrito a un castellano más legible. En la primera misiva en la que
aparecen reseñas de este juego, el administrador comienza relatando ciertos asuntos económicos
y concluye con cuestiones personales, entre ellas hace una curiosa petición
al marqués. “Los amigos que en esta me ayudan a pasar la vida me manifiestan que
querrían entretenerse las tardes en el Juego de la Pelota, me fue muy grato este pensamiento
y les ofrecí que suplicaría ante V.S. como lo ejecuto, que me dispense el favor de
remitirme con algunas de las otras consignas media docena de pelotas, y una o dos palas
de las más ligeritas (…) esta diversión contribuirá mucho a mi salud”.
El tal Coronado debía de llevar una vida algo sedentaria y
según relata, a la llegada de la época veraniega, aún no tenía las palas y
pelotas. Con cierta desesperación, vuelve a realizar la petición alarmado por el
deterioro de su estado físico. “A mí, ha sido preciso ensancharme toda la ropa de verano
porque ninguna podrá servirme por estrecha, estímese remítame las pelotas y las
palas que se encuentre a la mano para que vengan prontamente”.
Parte de una de las cartas remitidas a Fernández de Córdoba
por Carlos Coronado. AHN
Cuadro de Goya titulado “El Juego de Pelota a pala” (1779).
Museo del Prado
La felicidad llega al administrador tras recibir el ansiado pedido, aunque con algún inconveniente. “Las dos palas y dos docenas de pelotas que V.S. que con tanta fineza y cuidado me remite han enfervorizado la afición de estos naturales y aún la mía porque hacemos bastante ejercicio y aunque las pelotas no pueden servir sin echarles un poco de (ilegible)- algún tipo de ungüento- para engrosarlas, las palas han servido de modelo para cada uno tener la suya y por eso le rindo un millón de gracias por esa particular fineza”.
Contextualizando la época de referencia de los inicios del lawn tennis en Málaga, hay que reseñar la importante fractura social que dividía a la ciudad en dos partes perfectamente delimitadas por el rio Guadalmedina. Hacia la zona occidental del cauce se encontraban los barrios obreros, mientras en su otro margen la visión era muy diferente, hacia La Caleta y El Limonar, se localizaban las suntuosas mansiones (hoteles) de lo más granado de “la buena sociedad”
malagueña.
Artículos de la casa Slazenger & Sons para jugar al
tenis. Lawn Tennis. James Dwigh. 1886.
El lugar más fresco y llano del garden se reservaba para
delimitar el campo, con yeso desleído en agua y en el que se colocaban los palos y
la red.
En 1890 se construyó una de las mansiones más notables de la
Caleta de 4.000 m. de superficie “de los que 1.000 serán edificados,
dedicándose los restantes ajardines, picadero, lawn tennis y demás”. Sus promotores
eran los hermanos Carlos y Rafael Larios.
En el hotel de José Álvarez Net, Villa Fernanda o el Club
polideportivo, propiedad de la familia Valls, terreno que en la actualidad
ocupa la Congregación de las Hermanas Carmelitas en El Limonar, había pistas de tenis.
También se localizaban en las fincas que poseían a las
afueras de la capital las familias acomodadas. En la finca de San José, frente al
actual Jardín Botánico de Málaga, en la Gran Casa de Proper Lamothe, hoy colegio de
Gamarra, en la finca de la Concepción, en el Retiro y La Cónsula, en Churriana,
contaban con pistas de tenis.
Los hijos de Prosper Lamothe Rivas, en la pista de tenis de
su casa de Gamarra. Foto de primeros del siglo XX. El pequeño Carlos (delante de sus hermanas)
nació en 1898. Este detalle data la foto en el primer lustro del siglo XX. Prosper Lamothe Castañeda
aparece como directivo del Tennis Club en 1917. Colección Lamothe/ Colección particular. Emilio
Morales. Archivo CTI-UMA
Málaga fue un referente, a nivel nacional, en la práctica y
celebraciones de eventos deportivos. En 1877 el joven rey Alfonso XII, vio
por primera vez una carrera de caballos en nuestra ciudad. En 1903, ya contábamos con un
club de base ball cuyo equipo se trasladó a Barcelona para jugar un campeonato
contra formaciones de Madrid y de la Ciudad Condal. Año que también fue fundado el Málaga
Football Club, aunque erróneamente se ha datado en 1904.
La plaza de toros fue el enclave principal de las primeras
competiciones deportivas lugar que, según una crónica de 1889, el medio de
transporte más común para llegar a sus inmediaciones era “el bote. Aquí es lo más
cómodo. Se toma la barca en la punta del muelle y se vuelve a tierra casi al pie de
la plaza de toros, situada en una posición incomparable, junto al mar, dominando un
espléndido panorama”.
Hípica, boxeo, gimnasia, baloncesto, futbol, carreras de
velocípedos y cualquier evento de masas tenía en el coso taurino el lugar de
celebración. Uno de los organizadores más entusiastas fue el cónsul de Inglaterra en
Málaga, Alexander Finn.
La precocidad en la práctica de deportes en Málaga tiene su
explicación en la cercanía a la colonia inglesa de Gibraltar. De muy antiguo,
Málaga y los habitantes de la Roca mantenían relaciones comerciales en las que malagueños
y gibraltareños viajaban, casi siempre en barco, de una ciudad a la otra.
Esta relación se vio acrecentada por la afinidad lingüística
de las familias malagueñas de origen extranjero que derivó en encuentros
deportivos, primero con la celebración de regatas de clubes Gibraltareños, como el
Calpe Rowing Club con el Club Mediterráneo y posteriormente con embarcaciones del Club de
Regatas Onubense y de Almería.
Nagel,
Robinson, Crooke, Kraüel, Gross, Clemens, Lockart, Pettersen, Loring, Shown, Rein, Bolín, Van Dulken, Grund, Lamothe, junto a los
García de Toledo, Heredia, Oyarzabal, Zulueta, Larios, Guille, Briales,
Álvarez, España y alguno que otro más, eran los participantes en las diferentes competiciones.
La llegada de los ingleses trajo consigo, no solo las
competiciones entre navíos, sino sus hábitos y costumbres que juntos a los palos de
golf, de cricket, algún que otro balón y las raquetas de tenis eran parte esencial de un
equipaje exclusivamente confeccionado para cada evento. La pomposidad de sus
vestimentas y la rigurosidad de sus rutinas, como el té de las cinco, arraigaron con fuerza
entre la élite local que adoptó como signo de distinción, el esnobismo que llegaba por
Gibraltar de Inglaterra.
Las señoras lo tenían ciertamente complicado, al tener que
cambiar de traje (toilette) varias veces al día, para estar acorde con el
acto social a que acudían. Ir a misa, patinar, jugar al tenis o tomar el té de las cinco,
sin contar las fiestas nocturnas, hacían de estar a la última un verdadero suplicio.
Trajes de señoras para acudir a los diferentes eventos. Revista “La Última Moda”. Madrid. 1900. BNE
Partido de tenis femenino. Revista “Actualidades” de
Madrid-1910. BNE
A raíz de la celebración de las primeras regatas se acordó
aumentar las confrontaciones con partidos de tenis. La incorporación de
nuevas sociedades a estos encuentros lúdicos deportivos ocasionó que los equipos
malagueños, no solo devolvían la visita a sus colegas de Gibraltar, también jugaban en las
pistas de Rio Tinto.
Este recorte de periódico de 1896 nos detalla las
confrontaciones marineras y tenísticas en las que se confirma la existencia de la
sociedad (Club) de tenis en Málaga. “Las fiestas que se preparan en esta población prometen ser
brillantes; en las regatas tomarán parte siete yates ingleses, dos franceses y tres
españoles. La Sociedad Lawn Tennis, de Gibraltar, acepta el desafío que le ha dirigido
la de Málaga para el match que jugarán cuatro individuos de cada una de las Sociedades.
Se esperan numerosos visitantes de Gibraltar”. Estos desafíos tenísticos
comenzaron en 1895. En el diario “La Correspondencia de España”, aparece una escueta noticia
(1896) que refería “que el segundo desafío de lawn tennis lo habían ganado los socios
del Club de Gibraltar a los de Málaga”.
En las competiciones tenísticas se flexibilizaba la rigidez
de la vida aristocrática que, como se ha podido comprobar, obligaba a la mujer a
mantener unas férreas pautas de comportamiento. La aceptación del tenis por las féminas
originó que los varones quedaran entusiasmados al contemplar los saltos y
contorsiones del elenco femenino que, ruborizadas y despeinadas, corrían despreocupadas
detrás de la pelota. Las partidas de lawn tennis se convirtieron en las reuniones preferidas
por este hermético circulo social al ser un magnifico escaparate de presentación en
sociedad de los jóvenes, en edad de merecer y con ello de arreglos de bodas. Revisado el
padrón de Málaga de primeros del siglo XX aparecen, con asiduidad, nombres de
personas nacidas en Gibraltar y casadas en Málaga.
Anterior a estas confrontaciones, un grupo de “guiris”
malagueños, fundaron el primer club de tenis en Málaga, uno de los más antiguos de
España…pero eso es otra historia que se comentará en el siguiente capítulo.
Miguel Alba Alba Trujillo.
El Lawn Tennis en Málaga 1890-1945.
Los primeros clubs de tenis de España.
Ediciones del Genal.2012.