El suizo sorprendió a Djokovic y se llevó su primer Roland Garros
Wawrinka se corona en París
Stan, segundo suizo que se corona en el 'Grand Slam' de la tierra después de Federer. El campeón sacó de la pista a Djokovic con 60 ganadores, el doble que su rival, diluido por la presión de completar el 'Grand Slam' en París
Tuvo que ser con un ganador de revés, su mejor tiro, cómo Stan Wawrinka se coronó como campeón de Roland Garros tras deshacerse en la final de Novak Djokovic por 4-6, 6-4, 6-3 y 6-4, en 3 horas y 12 minutos.
Djokovic, que había llegado a la cita como imbatido en los últimos 28 partidos, 16 de ellos en tierra, se jugaba inscribir por primera vez su nombre en la Copa de los Mosqueteros. Tanta presión por tener un hueco en la historia le pasó factura. Jugó siempre escondido por detrás de la línea de fondo y dejando la iniciativa a su rival, capaz de conectar 60 ganadores, el doble que el número 1 mundial.
Stan sabía que la única manera de tener opciones con Djokovic era siendo agresivo, rehuyendo los eternos intercambios desde el fondo de la pista que proponía su adversario. El suizo sacó de su zona confortable al número 1 mundial en muchos momentos, sobre todo, gracias a tener dos derechas. Y es que su revés a una mano es digno de estudio porque es una especia en extinción.
Desde que Gastón Gaudio se coronó en la tierra de París en la edición de 2004 que no se había visto nada igual. Stan, lejos del foco mediático de los cuatro colosos de la raqueta, que viste Yonex, la misma marce de su raqueta, y que luce unos pantalones playeros más propios de las vacaciones que de un partido de tenis, aprovechó la ansiedad de un Djokovic que jugaba por ganar Roland Garros pero también para pasar a la historia.
Cerrar el círculo de 'Grand slam', el octavo en conseguirlo, era una necesidad más que un objetivo. Se había peparado bien para ello y había dejado por el camino a Rafael Nadal, nueve veces campeón de Roland Garros, y a Andy Murray, el número 2 de la Race 2015.
Wawrinka se fabricó opciones de 'break' en todos los juegos del segundo set hasta que convirtió una, a la sexta tentativa, que, además, le dio el empate en el marcador. Djokovic reaccionó con la ira propia del que se jugaba más que el rival. Tiró la raqueta al suelo una vez, dos veces. A la segunda, la rompió. El juez de silla le señalizó un 'warning', el mismo que no le pitó minutos antes al suizo por impactar repetidamente la raqueta contra la red después de un error no forzado.
Había final y eso exaltaba al público que llenaba las 15.000 localidades de la Philippe Chatrier. Quien rompiera las hostilidades en la continuación se llevaría la victoria. Stan dispuso de hasta tres opciones de rotura en el segundo juego de la tercera manga.
Wawrinka tenía 33 golpes ganadores por los 17 del serbio. Estaba claro quién era el dominador y quién era el dominado. Incluso dominaba los intercambios de más de nueve tiros. En el sexto juego, rompió el octavo favorito del cuadro. El marcador era de 4-2 para él. Acabaría por llevarse el set. Nole estaba al límite. No tenía margen de error.
Djokovic se puso 3-0 y parecía que el desenlace iría a una quinta manga. No fue así. Stan, a diferencia de tantas y tantas veces, no se dejó ir. Pasó de ser el tenista que se diluía como un azucarillo en las situaciones de presión a ser él quien lo hiciera todo. A sus 30 años, iba camino de ser el segundo suizo en inscribir su nombre en la Copa de los Mosqueteros tras Roger Federer, su amigo y víctima en la ronda de cuartos. Visto lo visto ya no parecía casualidad que le hubiera ganado en tres rápidos sets.
Del 3-0 se pasó al 3-3 y 15-40. El serbio lo salvó, el último de ellos con una volea en la que fue parte de su alma. Las alternativas se sucedían en el juego y en el tanteo. Otra vez un 0-40 para Nole en la continuación.Tampoco. En el noveno asalto, el número 1 mundial afrontó otras dos opciones de 'break' en contra. Salvó la primera con un saque y volea, al más puro estilo de Boris Becker, su entrenador en la banda. No pudo con la segunda porque otra vez Wawrinka le cerró la puerta con un pasante de revés paralelo.
Cuando sacaba para el título, cometió dos errores no forzados. Le temblaba la mano ligeramente. Primer punto de partido y Djokovic otra vez a la red. Punto de 'break' para el serbio. Tira una derecha fuera. A la segunda, un revés le dio la gloria a Wawrinka y el segundo 'Grand Slam' de su carrera después del Open de Australia 2014. Ya tiene los mismos títulos de Roland Garros que su amigo Federer.