La mente en el tenis y el rol de la
psicología
Tener una técnica depurada o un estado físico envidiable
parecen ser las claves para ser un gran tenista, pero cualquiera que haya
entrado a una cancha de tenis ha podido comprobar que el factor clave es otro: la
mente.
Quienes han tomado una raqueta y se han parado en una cancha
de tenis, ya sea simplemente a aprender y jugar o a competir, han podido
percibir rápidamente la incidencia e importancia del factor mental.
Desde un comienzo en el tenis se experimenta la dificultad
que significa en primer lugar coordinar el cuerpo de tal forma que la pelota
pase la malla y, además, poder mantener estos “peloteos” de forma regular, ya
que el tenis es un deporte de exigencia física, donde además de una gran
resistencia se requiere fuerza, agilidad y coordinación.
A estos requerimientos físicos, se suma el aspecto mental,
en un deporte que se caracteriza por el irregular desempeño de quienes lo
juegan. Porque a pesar de lo buena que una persona pueda ser, contando con una
buena base técnica y un buen estado físico, constantemente se debe lidiar entre
los aciertos y los errores. Es a pesar de esta irregularidad que se puede ganar
partidos y esto es algo que a muchos jugadores y deportistas les cuesta
entender.
Las características propias del tenis recién mencionadas
producen en el deportista un alto nivel de frustración, por no poder controlar
tal como quisiera todo lo que ocurre dentro de la cancha y esta frustración
produce un alto grado de irritabilidad, que suele expresarse en raquetas
lanzadas al suelo, gritos al aire y pelotazos enviados con toda la fuerza
posible sin ningún otro objetivo más que poder desahogarse.
A la sensación de descontrol característica del tenis,
también se suma otro aspecto bastante común, la presión. Quien haya jugado
tenis, y juegue partidos con regularidad ya sea contra amigos o en
competencias, entiende muy bien lo que significa estar sacando para cerrar un
set, el mantener un quiebre cuando se va arriba 4-1 (que parece mucho, pero
puede ser un solo quiebre) o el realizar un segundo saque cuando se tiene un
punto de quiebre en contra. Estos son aspectos comunes del deporte, pero que
generalmente el deportista no sabe cómo enfrentar y cae constantemente en los
mismos errores.
El rol del psicólogo deportivo
Frente a situaciones de este tipo es donde entra en acción
un área de especialización de la psicología que no es tan conocida o entendida:
se trata de la psicología deportiva. Generalmente, cuando se piensa en
psicólogos se viene a la mente alguien tomando notas en una libreta mientras
uno se siente un poco incómodo en un gran sillón; y cuando se piensa en un
psicólogo trabajando con deportistas, se piensa que el deportista tiene
problemas, que el psicólogo debe estar ahí para “motivarlo”.
Sin embargo, la psicología deportiva difiere mucho de la
percepción que suele tener la gente, pues se trabaja con los deportistas tanto
para ayudarlos a mejorar el rendimiento como también para ser un punto de
soporte frente a las situaciones cotidianas que pueden interferir en su
conducta deportiva. El lugar de trabajo no se limita a una oficina, sino que se
expande a los lugares de entrenamientos y también a los de competencias, donde
el deportista realmente se muestra como tal, y donde se puede observar directamente
cómo se desenvuelve en relación a las variables psicológicas que se trabajan.
Sin lugar a dudas, el tenis es un deporte donde el factor
mental juega una parte muy importante, y no se puede confiar sólo en las
habilidades innatas para enfrentar las situaciones que pueden afectar en un
partido. Por esto es que a partir de los próximos artículos se irán explicando
las situaciones del deporte y algunos consejos para enfrentarlas adecuadamente,
de modo que cada uno vaya aprendiendo a trabajar este aspecto fundamental en el
tenis, el factor mental.