Nadie duda de la importancia de una buena preparación mental
para competir al más alto nivel. La psicología y el alto rendimiento van de la
mano desde hace unos años, y se han ido introduciendo en el deporte a través
del fútbol.
Una gran cantidad de tenistas profesionales cuentan con la
ayuda de psicólogos, pero de manera puntual. Se debe concebir el entrenamiento
mental como parte de la formación base del tenista, como si se tratase de la
técnica. Dotando de herramientas para gestionar los errores, lidiar con el
estrés y la presión o con técnicas de concentración desde edades tempranas
tendremos a grandes jugadores.
Aprender a organizar una temporada de acuerdo a
objetivos es esencial, como lo es introducir a la familia en el equipo de
trabajo del jugador para conseguir un equilibrio perfecto (realmente
complicado).
El tenis es visto como un deporte extremadamente individual
pese a trabajar en equipo. El grupo de trabajo engloba tanto al jugador como a
su entrenador y compañeros de entrenamiento hasta el fisio, padres, psicólogo e
incluso entorno social.
Realizar sesiones grupales es una herramienta fundamental,
especialmente en etapas de formación, para mejorar la cohesión grupal con los
beneficios que eso conlleva. Los Centros de Alto Rendimiento (englobando a
clubes y academias) trabajan con pequeños grupos de jugadores en los que
fácilmente surgen problemas entre los chicos. Prevenir estos roces y fomentar
un buen clima es, sin duda, clave para alcanzar los objetivos más ambiciosos.
La psicología deportiva no ofrece soluciones mágicas, pero
aporta estrategias muy útiles que ayudan a no perder la concentración, optimizar
la gestión de la energía, mantener el control en momentos de tensión o tener un
nivel óptimo de activación.
Estrategias psicológicas para la mejora del rendimiento. El
nivel de activación es un punto clave para poder trabajar con calidad. Es importante
explicarle a los jugadores la Teoría de la U Invertida.
Es fundamental mantener el equilibrio entre la motivación y
la activación para lograr un estado de tensión adecuado. El tenista debe
conocer ese nivel óptimo para regularlo, por lo que es necesario entrenarlo.
La respiración es nuestro gran aliado en la pista, ya sea
para generar más fuerza (click para ver estudio), para minimizar la tensión o
para gestionar la energía. Hay una estrategia básica de respiración que busca
minimizar el gasto energético entre puntos. Un partido de tenis sólo tiene un
22% de juego real en el total de duración. Para ser más concretos, la duración
de un punto ronda entre los 6 y 10 segundos, y el tiempo entre puntos llega a
los 25 segundos. (fuente de datos de los tiempos).
Para gestionar el error existe una técnica sencilla y
realmente útil, se conoce como Sándwich.Esa magnífica sensación tras darle al
clavo con un smash fácil no necesita descripción. Llegados a esa situación,
¿qué hacemos? Primero, respirar (bajar pulsaciones). Después montamos el
sándwich: cosa buena – mala – buena. Esto es, analizaremos la jugada hasta ese
punto, buscando qué hemos hecho bien. En este ejemplo fuimos capaces de
meternos en la pista y tener un golpe fácil para finalizar. Buen trabajo. Hemos
fallado el smash. ¿por qué? No hemos girado los hombros, bajamos pronto el
brazo que señala, no hemos cambiado el peso, perdimos el balance, no estuvimos
en close stand…. Es importante analizar por qué hemos fallado para no
repetirlo. Una vez lo tenemos cerramos el sándwich motivándonos a la vez que
nos activamos, aumentando la respiración y preparándonos para el siguiente
punto.
Esta estrategia permite: gestionar la energía (utilizando la
respiración), no desconcentrarnos (ya que tenemos trabajo que hacer al
finalizar el punto), evitar y prevenir repetir los mismos errores, conocer qué
planteamientos tácticos estamos haciendo bien y cuáles no; y prepararnos para
el siguiente punto con motivación.
El tenis es un deporte de precisión, con tiempos de reacción
muy pequeños y con gran explosividad. Además el error se castiga premiando al
rival, por lo que la presión y el estrés son altos. Entrenar situaciones reales
de juego para llegar a experimentar esas sensaciones es muy complicado. Se
requiere un entrenamiento previo. Gracias a la visualización se consigue
trabajar en situaciones similares a las que encontramos en competición.
La visualización consiste en imaginar lo más fielmente
posible, utilizando todos los sentidos, la situación en la que se quiere
trabajar. La idea de esta técnica es utilizar la habituación (acostumbrarse a
esa situación) para no sufrir gran presión en ese momento así como desarrollar
técnicas personales para saber llevar la situación.
Debido a la
dificultad de esta técnica es necesario dividirla en niveles para llegar a
dominarla. Es un proceso complejo, complicado sin la ayuda de un profesional.
En los niveles más bajos de esta técnica se trata de imaginar lo más
vívidamente posible situaciones externas como por ejemplo un bar, con todo lo
que allí puede suceder: conversaciones, olores, ruidos, temperatura… y el nivel
sube progresivamente con muchas horas de práctica hasta llegar a trabajar con
visualizaciones de competición.
Las rutinas son un recurso que todo tenista debe tener.
Ayudan a crear un patrón a seguir, evitando pérdidas de concentración incluso
en los cambios. Las famosas “manías de Nadal” son sin duda un elemento clave en
su fortaleza mental, ya que lo mantienen ocupado en todo momento.
Un buen saque necesita una rutina. El servicio es el único
golpe en el que todo depende del jugador. La ejecución comienza antes del
lanzamiento de la bola. Para algunos tenistas empieza en el momento de secarse
la cara o recibir las bolas de los recogepelotas. Repetir siempre las mismas
acciones ayuda a mantener la calma y aporta sensación de seguridad. Un jugador
de un deporte de precisión que no utilice rutinas flaqueará en momentos de
tensión.