Granollers y Zeballos |
La modalidad de dobles está pasando a ser el templo de los jugadores más veteranos del circuito
El circuito de dobles viene año tras año convirtiéndose en un refugio de veteranos jugadores que buscan en esta modalidad saciar su hambre de tenis y conseguir algunos títulos con lo que adornar su palmarés y de paso llenar sus bolsillos de mucho pero que mucho dinero.
En los últimos tiempos, viene siendo costumbre que tenistas
con más edad vayan dejando el cuadro individual para centrarse de forma, casi
exclusiva, en los torneos de dobles. Varios son los motivos que explican esta
proliferación de jugadores veteranos en los cuadros de dobles.
Por un lado, la disciplina del doble exige un menor esfuerzo
físico y mental que jugar encuentros individuales. La trayectoria de un jugador
indica que en su plenitud suele centrar su atención a disputar su carrera
individual que exige mucho desgaste. Cuando va cumpliendo años y va bajando su
rendimiento, el dobles se convierte en la válvula de escape perfecta para
seguir vinculado al tenis al más alto nivel competitivo y no perder el
gusanillo de la competición.
Hoy en día, apenas existen ejemplos de tenistas que doblen
sus energías en competir en los dos circuitos. De los 40 mejores “singlistas”,
sólo Marcel Granollers compiten con asiduidad en las dos
disciplinas. Muchos tenistas deciden competir ocasionalmente en la modalidad
del doble, pero con la única finalidad de coger ritmo o mejorar aspectos de su
juego, como puede ser la volea. En ese sentido, los torneos preparatorios a los
Grand Slams suelen contar con buenas participaciones.
John McEnroe y Jonas Bjorkman |
Muy atrás quedan los tiempos de John McEnroe que competía de
forma exitosa en las dos modalidades logrando acabar en ambas como número 1
(posee el récord de semana como líder de la clasificación de dobles con 257).
También, ya en los años 90, el español Emilio Sánchez Vicario o el ruso
Yevgueni Kakelnikov, capaz de vencer en Roland Garros de 1996 el torneo
individual y de dobles eran buenos ejemplos de eso.
Además, del menor esfuerzo físico que provoca el dobles, la experiencia nunca mejor dicho, aquí si que vale un grado. A más edad, mayor conocimiento de la modalidad, mayor compenetración con la pareja, y mejor toque de bola a la hora de volear.
Un factor decisivo también es el económico. Muchos tenistas
que disputan el dobles no han tenido una trayectoria individual demasiado
brillante que les haya permitido lograr grandes premios metálicos. La competición
de dobles además de emoción, ofrece dinero, y bastante.