La meditación no solo se hace sentado y en silencio. Un
tenista también debe meditar cuando corre de lado a lado, va a una dejada, a un
globo o lucha en un rally decisivo… y sobre todo, cuando falla una pelota.
Eso se entrena cada día. La mente se trabaja igual que la
técnica o el físico, dentro y fuera de la pista.
En los entrenamientos, los intervalos de 20 o 90 segundos
—los del juego real— son momentos para respirar, visualizar y ajustar lo
necesario, siempre desde lo positivo.
Cuando lleguen el cansancio o la frustración, solo te
mantendrá centrado la calma que ya has practicado. Porque la meditación en el
tenis es activa: sucede mientras sudas, sacas, restas, corres o fallas.
Esa repetición entrena al cerebro a manejar la presión,
punto a punto, respiración a respiración.
El tenis, al final, es una meditación en movimiento. Cada
punto es una oportunidad para conocerte, respirar y volver al presente. Y ahí,
en ese instante, es donde realmente puedes ganar el partido.
Por la noche, antes de dormir, medita otra vez… pero esta
vez imagínate jugando con tus mejores golpes y ganando a Carlitos, a Sinner… a
quien sea.
Saludos. Jorge Mir

