Rafa Nadal está recuperando su esencia. Dominador ocho veces del Masters 1.000 ATP de Montecarlo, entre 2008 y 2012, vuelve a la final tras remontar en ‘semis’ contra Andy Murray, a quien ha superado por 2-6, 6-4 y 6-2 en 2h.43’.
Nadal buscará este domingo (14.30 horas) su novena corona en el Principado, 68ª de su carrera, 48ª en tierra y primera de la temporada, en la que será su final número 100 en el circuito profesional. Ante el francés Gael Monfils, vencedor de su compatriota francés Jo-Wilfried Tsonga por 6-1 y 6-3.
Nadal ganó a lo Nadal, aguantando en las situaciones difíciles, hallando el camino para cambiar el rumbo del encuentro y firmando el triunfo sin piedad con todo a favor porque se desbocó con un tenis inmaculado. Cierto, Murray estaba asfixiado, pero no se rindió, hizo que capitulara el rey de la tierra, hambriento de éxitos como éste.
Sufrió mucho en la manga inicial, en la que Murray le acorraló con un tenis agresivo, de ataque y mirando hacia el revés del español. Andy, suelto además con el saque, mientras que para el balear servir suponía un padecimiento.
Pero no se vino abajo Nadal, ni tan siquiera cuando desaprovechó el ‘break’ de entrada en el segundo parcial. Dio un paso adelante, aceleró más la bola y se movió mejor de piernas para empezar a jugar con su mejor arma, el ‘drive’. Comió terreno, echó atrás a Murray, y cada minuto de desgaste era una ventaja para el manacorí.
Dominador, forzó el tercer set y se lanzó como un poseso a por la victoria, con esa confianza recobrada. Espectacular, aunque con cierto dramatismo en la conclusión.Último juego de más de diez minutos, a la quinta bola de partido, y tras salvar dos de ‘break’, Rafa cantó victoria.
Un impulso importante para Rafa Nadal, que peleará por un 28º Masters 1.000 ATP para igualar a Novak Djokovic, que le quitó el récord con el doblete Miami-Indian Wells.
Nadal dejó atrás al número dos mundial, un Murray que le había superado hace dos años en la final sobre tierra de Madrid, pero con quien mantiene un palmarés favorable de 17-6.
Este domingo, Montecarlo, y luego a por el Godó.
