El envejecimiento de la generación liderada por Rafael Nadal
y la pésima gestión de los múltiples éxitos por parte de la federación
anticipan un futuro inmediato complicado para el tenis masculino.
Jaume Munar es el primer jugador español de la clasificación
mundial que tiene menos de 22 años (21). Situado en el puesto 91 del mundo, al mallorquín
todavía le separa un largo y difícil trayecto para llegar a los puestos
importantes del ranking, aunque tiene tiempo para culminar esa ascensión. A esa
edad, sin embargo, muchos de los miembros de la actual generación (Rafael
Nadal, David Ferrer, Fernando Verdasco, Tommy Robredo o Feliciano López) ya
estaban compitiendo por cosas importantes, metidos por completo en la dinámica
del circuito profesional.
Aunque eso hoy no existe porque las cosas han cambiado (la
primera entrada al top-100 es cada vez más tardía), el problema es aún mayor:
casi no hay jóvenes españoles que levanten la voz, casi no hay relevo para la
mejor generación de siempre, casi no hay esperanzas de una transición que no
sea abrupta en el tenis masculino nacional. El futuro da miedo.
“Era evidente que en algún momento iba a pasar”, apuntó
Feliciano López. “Hay que ser conscientes de la realidad. Es complicado tener
cada semana un jugador triunfando por el mundo. Podemos debatir el trabajo que
se ha hecho, pero la gente que está en la federación era consciente de que esta
generación de jugadores no iba a durar eternamente”, continuó el toledano, que
el pasado mes de septiembre cumplió 37 años. “Quizás soy el mayor de todos,
pero el resto está también en la treintena. Hay algunos más jóvenes como Pablo Carreño
que ya está ahí. Él está jugando muy bien y posiblemente sea el que tras llegar
pueda quedarse y mejorar aún más su ranking, pero tras Pablo y Roberto Carballes
no veo un relevo aparente”, reiteró López.
“Está claro que la federación entre otros tiene su correspondiente culpa“ Es verdad que no
hay un Grand Slam en España y no se puede ayudar a los jugadores como pasa en
otras federaciones, pero en los últimos años se han ganado muchas Copas Davis y
eso da bastante dinero a la federación”, continuó el gijonés. “El dinero ha
desaparecido. No voy a poner nombres, pero todo el mundo lo sabe. Los
presidentes que han estado no han conseguido hacer lo que deberían. Espero que Miguel
Díaz, el nuevo presidente de la RFET, tras los dos años al frente del cargo, lo
consiga”.
España ha conquistado la Ensaladera cinco veces en los
últimos 16 años (2000, 2004, 2008, 2009 y 2011). En ese período, hasta el
último título logrado en Sevilla, La Armada jugó 22 de las 36 eliminatorias en
casa, consiguiendo una importante fuente de ingresos (canon de las ciudades
organizadoras, patrocinadores y venta de entradas, entre otros) que no se han
destinado a edificar el futuro del tenis español, todo lo contrario. En
consecuencia, la brecha que hay ahora entre los que están cerca de la retirada
y los que deberían venir después es prácticamente insalvable.