Si hay un nombre en el deporte femenino español que desde
hace ya algunos años está acaparando portadas es el de Carolina Marín. Esta
joven onubense de 25 años adscrita a la UCAM, donde ayer habló del Mundial
conquistado el domingo, su tercera corona, empezó desde muy pequeña en el
deporte que ahora le ha llevado a lo más alto: el bádminton. Ha sido la primera
en ganar tres Mundiales y ya es considerada una de las mejores de la historia
con la raqueta y el volante.
Tras conseguir cuatro Campeonatos de Europa (2014, 2016,
2017 y 2018, este último en su tierra, Huelva), un oro olímpico en los Juegos
de Río de Janeiro de 2016 y dos Mundiales en 2014 y 2015, Carolina Marín lo ha
vuelto a hacer. El pasado domingo logró, por tercera vez, proclamarse campeona
del mundo. Lo hizo en la cuna de las mejores deportistas de bádminton de la
historia, China, más concretamente en la ciudad de Nankín.
SUS DATOS
Títulos
Oro en Río 2016. Campeona de Europa en 2014, 2015, 2016 y
2018. Campeona del Mundo en 2014, 2015 y 2018.
Estudios
En 2016 se matriculó en el grado de Fisioterapia en la
Universidad Católica de Mucia.
Sus inicios
Comenzó a jugar en el Club IES La Orden de Huelva. Con 16
años fue la primera española en ganar una medalla (plata), en el Europeo júnior
de 2009.
Marín se ha encargado de mostrar un deporte del que está
enamorada y por el que entrena más de ocho horas al día. Su ilusión, motivación
y duro trabajo le han hecho cosechar grandes triunfos durante su todavía corta
carrera, acompañada del que es su entrenador y parte indispensable de todo lo
conseguido: Fernando Rivas.
«Me gustaría ganar dos Mundiales más y otra vez en los
Juegos Olímpicos»
Ayer, la cúpula de la UCAM, universidad que la patrocina y
en la que estudia Fisioterapia desde 2016, con José Luis Mendoza al frente,
recibió a la campeona del mundo para rendirle el homenaje que se merece. La
propia deportista confesó que los estudios los lleva mal por la falta de tiempo
debido a la preparación deportiva, pero agradeció el apoyo que ha recibido de
la institución murciana y de sus seguidores.
La exigencia física a la que está sometida esta campeona
europea, olímpica y mundial le pasa factura y en el último año y medio ha
tenido que frenar su ascenso meteórico por problemas físicos. Además, tras las
últimas Olimpiadas, la onubense vivió un momento débil en su carrera. Ayer
contó cómo ha vuelto a llegar a lo más alto: «La parte psicológica es
fundamental en mi vida deportiva. Me caracterizo por mi poderío físico y mi
cabeza. Al final de los Juegos pasé una etapa muy difícil en mi vida porque,
tras haberlo conseguido todo, me preguntaba: '¿Y ahora qué?'. Las dos últimas
semanas de cara a la preparación del Mundial han sido claves para sentirme con
fuerza, determinación y seguridad conmigo misma, y para volver a encontrarme
con mi verdadera esencia. El Mundial ha sido un punto de inflexión».
La onubense quiso destacar un aspecto de su personalidad
como principal ingrediente de su reciente triunfo y de todos los anteriores:
«Lo que me ha llevado a lograr todos los títulos en mi carrera ha sido mi
carácter luchador. Es un carácter innato por querer conseguir lo que una se
propone».
«Me enorgullece que el bádminton esté captando a nuevos
aficionados»
Carolina Marín ha permanecido en el escalón más alto del
bádmintón durante muchos años seguidos. Ahora, ha vuelto a colgarse el oro pero
no puede decir si vuelve a estar como antes deportivamente: «No sé si he
recuperado mi mejor nivel pero sí he vuelto a encontrar mi esencia, la que me
lleva a competir en lo más alto y a luchar por medallas. A veces hay que bajar
un poco para volver a coger el subidón y reencontrarte, y ahora mismo me siento
así».
El bádminton es su vida. Se lleva dedicando a él desde que
era muy pequeña y ha conseguido alcanzar metas inmejorables para el deporte
español. Gracias a sus éxitos y a la brillante imagen que muestra al mundo, la
labor de Marín ha dado como resultado una evolución de este deporte a nivel
nacional: «Desde hace un año hasta aquí me he enterado que ha habido un
crecimiento importante. Se ha producido un gran aumento de licencias de
jugadores de este deporte y en la calle se puede ver a padres e hijos jugar de
vez en cuando. Esto me enorgullece mucho. Hemos puesto el bádminton en un lugar
muy alto, que es el que se merece».
La española ya se ha hecho un hueco entre las mejores de la
historia en este deporte. Tradicionalmente, las jugadoras chinas han sido consideradas
las mejores y las que más triunfos han cosechado. Marín viene de ganar en este
país asiático su tercer Campeonato del Mundo, y eso es algo que tiene un sabor
especial: «Sabe muy bien ganar en un país como China, que tiene a las mejores
jugadoras. Nosotros cuando vamos a China lo hacemos con miedo, porque a veces
no nos favorecen mucho en el tema de los entrenamientos, no se expresan en
inglés, y llegamos expectantes por ver lo que pasa. Pero la verdad es que la
semana ha ido increíble. He notado un gran cambio en cuanto al trato allí y en
los propios voluntarios que me tenían mucho cariño y que incluso me deseaban
suerte en los partidos. Me he sentido muy acogida y eso me ha dado mucha
energía».
Toca vacaciones
El futuro de la onubense pasa por reponer fuerzas, cargar
pilas y tomarse unos días libres antes de volver a la dura batalla de
entrenamientos y competiciones: «A partir de ahora toca vacaciones. Me apetece
desconectar y llenarme de energía con mi familia para afrontar los nuevos
retos. La semana que viene volveré a los entrenamientos. La próxima competición
es un 'súper 300' en Barcelona y luego llegarán los 'grand slam'».
El sueño de Carolina Marín está muy claro y supone una
demostración de la ambición que caracteriza a esta deportista: «Quiero ser la
mejor jugadora de la historia. Me gustaría conseguir dos Mundiales más y otros
Juegos Olímpicos».
Tras muchos meses de sufrimiento, de duro trabajo físico y
mental, el oro del Mundial llega como mejor medicina a su época más difícil
desde que llegó a la élite. La motivación y la ilusión por lograr sus metas
personales vuelven a presentar a una Carolina Marín que continuará acaparando
portadas y colgándose medallas en el futuro.