miércoles, 30 de noviembre de 2022

SABER COMPETIR SE ENSEÑA, SABER COMPETIR SE APRENDE.



Así como en la condición física es necesario un trabajo para lograr un estado idóneo a partir del cual el tenista pueda jugar muy cerca de su mejor nivel, alcanzar su rendimiento óptimo, también a nivel psicológico existe un estado ideal de ejecución que libera todo el talento y el trabajo previo, favoreciendo el rendimiento óptimo.

Al estado ideal de ejecución el tenista le llama estado de confianza. Él sabe muy bien que cuando juega impregnado de esa confianza le resulta muy fácil jugar y dar lo mejor de sí mismo, le es más fácil ganar. El deportista no suele manejar su propia confianza, sino que depende de las circunstancias que envuelven a su juego, sobre todo los resultados. Al tenista también le sucede. Él sabe que su juego es muy diferente cuando no siente confianza y su brazo se atrapa de cuando la siente y libera todo su talento. La confianza cotiza en un mismo partido al alza o a la baja dependiendo del juego desarrollado y de la evolución del resultado. Entonces la confianza no es estable, viéndose zarandeada, por el propio juego y el marcador. Así el rendimiento es irregular, mostrándose el tenista un tanto histérico, capaz de lo mejor y de lo peor.

 

El estado de “confianza” o ESTADO IDEAL DE EJECUCIÓN se caracteriza por:

A nivel mental existe un estado de alerta, en el que la mente está limpia, la atención se focaliza sobre el juego, viéndolo y resolviéndolo de “memoria”, casi sin pensar. Simplemente juega, haciéndolo tan concentrado que se olvida hasta de sí mismo, de hacerlo bien o mal, ignorando la responsabilidad, la importancia del partido, el nivel del rival, apenas se siente la fatiga, el tiempo de distorsiona y parece trascurrir sin darse cuenta… Desaparece el diálogo interno y la mente parece subirse al juego para sentir que fluye a su merced. La tarea está clara y existe la decisión y convicción de imponerla al rival.

A nivel emocional la energía es máxima, hay mucha ilusión, ganas de competir, se siente la adrenalina que ayuda a trabajar al mejor nivel. Pero a la vez hay tranquilidad, relajación muscular, equilibrio emocional, no se siente amenaza alguna. Entonces el disfrute se vincula al máximo esfuerzo.

Al rendimiento óptimo solo se llega desde emociones positiva, como claridad de la tarea, confianza, ilusión, atrevimiento, disfrute; en cambio, el exceso de responsabilidad, las dudas, el nerviosismo, el enfado… siempre alejan del mejor juego.

Estas vivencias el tenista las conoce. Sabe la necesidad de tener “confianza” para poder jugar a su mejor nivel. La cuestión es que no sabe manejarla, no es dueño de ella y no es capaz de vivir en ella cada vez que afronta un partido, de principio a fin.

 

SABER COMPETIR consiste en saber manejar el estado ideal de ejecución. Se es dueño de la propia confianza, se saben manejar los propios estados emocionales de forma que se logra estar por encima de las circunstancias y de los resultados. SABER COMPETIR es una forma de estar, de trabajar, de jugar sobre la pista, que hace que el rendimiento sea estable. SABER COMPETIR otorga la llave del propio rendimiento. SABER COMPETIR lleva a jugar siempre igual desde el ámbito emocional, ganando o perdiendo, en el inicio o al final del partido, fresco o cansado, tras cometer un error o después de una acción genial, en pelotas de set y de partido, en el saque… ¡¡siempre!!.

El trabajo del entrenador es determinante en el aprendizaje emocional por parte del joven tenista. Igual que va modelando en él su comportamiento técnico y táctico puede ir educando su conducta emocional. Jugar más inteligente, centrado en la tarea, relajado, viendo y resolviendo las situaciones del juego, sin diálogo interno, tratando de imponer su tarea al rival para que no suceda lo contrario, partiendo de cero a nivel anímico en cada saque… son aspectos que el entrenador puede introducir en su metodología de entrenamiento de forma que el chico o la chica los aprendan o interiorícen sin apenas darse cuenta.

No obstante, acceder a la competición más exigente requiere incorporar el ENTRENAMIENTO MENTAL a la preparación como tenista. No hay deportista que de forma innata se encuentre preparado para competir al más alto nivel. Hay que deshacer el tópico del carácter, “tiene o no tiene carácter” para competir. Se puede aprender a competir desde que el niño entra en contacto con el tenis, siendo el entrenador el protagonista de este aprendizaje; posiblemente requerirá un trabajo más específico desarrollado por un psicólogo del deporte si su talento deportivo le capacita para acceder a la alta competición. El entrenamiento psicológico hay que considerarlo como un elemento de mejora, pues ayuda a que el tenista siga progresando cuando trata de acceder a niveles de competición superiores.

 

En más ocasiones de las deseadas los padres se convierten en un auténtico obstáculo para el desarrollo deportivo de su hijo o hija tenista. La razón principal por la que el joven tenista abandona la práctica del tenis son los padres. Sus expectativas acaban ahogando a sus hijos y no solo frustran a un posible tenista sino que le generan mucho malestar. No puede ser que un chico o chica abandone la práctica deportiva por actitudes equivocadas de los padres y de los entrenadores.

 

SABER COMPETIR pasa por optimizar la labor de entrenadores y padres para que favorezcan de forma efectiva el desarrollo deportivo y personal de los jóvenes tenistas o deportistas. El disfrute refuerza la adhesión y la continuidad en la práctica deportiva. El disfrute es garantía de progresión deportiva.




2009-2017, "LA ÉPOCA DORADA DEL TENIS MALAGUEÑO", ¿DAVIDOVICH?. Álbum de tenistas malagueños.