miércoles, 14 de diciembre de 2022

TENIS: ¿APRENDER A PERDER PARA PODER GANAR?

 


Todos los deportes se basan en 4 áreas: técnica, táctica, física y mental.  El tenis no es ninguna excepción y la parte mental es el factor decisivo en los partidos de competición.

¿Por qué es la parte mental del tenis tan importante? ¿Por qué ves tantos adultos inteligentes y exitosos y niños que se comportan excelentemente fuera de la pista maldiciendo y lanzando raquetas en las pistas de tenis?

¿Puede ser que no hayan aprendido a perder?, pero ¿qué significa aprender a perder? ¿Has pensado alguna vez en esto?

El tenis es un deporte eminentemente mental debido al tiempo de juego y tiempo de espera. Durante el tiempo de juego, que es aproximadamente del 10 – 40% del total del partido, tienes que tomar más de 1000 decisiones. Al mismo tiempo durante el tiempo de espera (60 – 90%) es donde tienes que manejar tus emociones.

Es obvio que para aprender a perder tienes que jugar competiciones. El objetivo que tienes que perseguir al jugar un partido no es el ganar, si no mejorar tu nivel de juego y dar lo mejor de ti mismo sin importar el resultado. A veces ganarás y otras perderás tu partido, pero lo realmente importante es saber que has dado lo mejor de ti mismo, sin que te importe la opinión de los demás.

Aprendes a perder al jugar contra rivales que tienen un nivel superior. Si juegas todos los puntos sin importarte el resultado y sin querer hacer golpes excepcionales, observas como juega tu contrario y le haces que tenga que ganarte los puntos, entonces mejorarás tu nivel físico, técnico, táctico y mental. Habrás perdido pero estarás aprendiendo a perder y cada vez que afrontes un partido con esta actitud tu nivel de juego mejorará. No es que tengas que ser el mejor, sólo la mejor versión de ti mismo.

Por otra parte si quieres demostrar lo bien que lo haces, golpeas a velocidades que no dominas, no sabes o entiendes como juega tu contrario, abandonas la lucha porque el contrario es superior y no das lo mejor de ti mismo, entonces solo habrás perdido sin aprender nada.

Si no aprendes a perder, nunca podrás superar un nivel determinado de juego y perderás siempre contra jugadores que han aprendido a perder, incluso con aquellos que técnicamente son inferiores a ti. Todo tiene que ver con la imagen mental que tienes de ti mismo y afrontar un partido con la misma actitud que deberías tener al afrontar cualquier otra situación en la vida, es por esto que el tenis es uno de los deportes que más beneficios físicos y mentales puede ofrecerte.

Todos queremos en teoría mejorar y eso implica en muchas ocasiones hacer cambios que van a generar beneficios en el largo plazo. Desafortunadamente el tenis es un deporte en el cual se compite en los años formativos con mucha, o tal vez, demasiada frecuencia. En general los cambios no traen beneficios inmediatos ya que necesitan un periodo de adaptación para germinar, eso trae como consecuencia que el rendimiento baje en su comienzo. Si el cambio fue bien gestionado y las prioridades bien establecidas, en el tiempo debieran abrirse nuevas oportunidades de expandir el rendimiento. Cuando se pierden partidos dentro de la etapa de cambio, lo primero y mas fácil es culpar al cambio y a quien lo indujo y volver al estado inicial, pensando que no funciona y que esa es la solución adecuada.

A veces entre el perder y el ganar hay una diferencia mínima, 2 puntos que traen una separación abismante en el ámbito emocional. No es para nada, ni remotamente parecido, ganar 7/6 en el 3o o perder 7/6 en el 3o.  Si buscas las estadísticas de un jugador del nro. 50 del ranking ATP, te vas a encontrar con la sorpresa de que la relación partidos ganados contra partidos perdidos es muy pareja y estamos hablando de un jugadorazo!!

Ahora, miremos que significa perder. Pienso que es en el manejo de las derrotas donde radican las grandes diferencias en el desarrollo a largo plazo de una persona. Las derrotas miradas objetivamente nos dan una valiosa información para entender donde nos encontramos en relación a donde queremos ir. Nos ofrecen una perspectiva de que hacemos bien pero también de que debemos mejorar. Se puede mirar desde una perspectiva técnica, física, estratégica, pero también de quien estamos siendo como personas fuera del ámbito competitivo. 

En la practica, no se ve siempre así. Lo mas usual es reaccionar a la derrota con rabia culpándose a si mismo o a otros y no tomar responsabilidad. Tristeza pensando que no se es suficiente por lo tanto no se puede ganar, esta emoción te roba mucha energía para superarte. Miedo de no llegar a ser el de las expectativas propias o ajenas, sintiéndose apretado, tenso y atrapado. En este estado la energía no fluye y no podemos ser quien podríamos ser. En definitiva una tormenta de emociones negativas. Mi observación me muestra que a los padres les cuesta mucho ver a sus hijos perder ya que muchos de ellos no tienen la experiencia de haber sido competidores, por lo tanto les cuesta ponerse en el rol de aquel que trata con los medios que ha desarrollado hasta ahí y no puede mas que eso. 

También hay una identificación muy profunda con el ganar como símbolo de éxito cuando lo mas importante para vivir la experiencia del éxito es el desarrollo interno que poco tiene que ver con ganar o perder. Mientras mas aumentamos nuestra capacidad de lidiar con los obstáculos, mas cerca de nuestros objetivos vamos a estar y mas fuertes y exitosos nos vamos a sentir.

Como conclusión, la derrota es parte de la vida y sin ella no existiría la victoria, son dos caras de una moneda. Es necesario aprender a convivir con ella y aceptarla con la responsabilidad de quien sabe que para mejorar hay que observar nuestras fortalezas pero también por donde estamos fallando.

Ya se que es muy fácil decirlo, pero como todo en la vida el aprender cualquier cosa requiere un esfuerzo y compromiso. No te lo creerás, pero si eres capaz de asumir estos retos serás capaz de conseguir cualquier objetivo que te propongas en tu vida.




2009-2017, "LA ÉPOCA DORADA DEL TENIS MALAGUEÑO", ¿DAVIDOVICH?. Álbum de tenistas malagueños.