Málaga, 8 de junio de 2023.
Por José Roses:
Como sabréis, en los últimos años vengo colaborando con la Federación Andaluza y la Real Federación Española de Tenis impartiendo cursos de formación de distintos niveles desde los más básicos como el llamamos Instructor-Animador, necesario para poder trabajar con los más pequeños, hasta Técnico Deportivo en niveles I y II, los antiguos Monitor y Entrenador Nacional, que capacitan para poder trabajar con alumnos y jugadores de niveles más avanzados.
Con la nueva Ley del Deporte recientemente aprobada, esta formación a su conclusión tendrá carácter universitario, equivaliendo a grados medios o superiores dependiendo de los cursos realizados. Además, las instituciones procederán a supervisar e inspeccionar la titulación de los distintos instructores, monitores, entrenadores y profesores con el fin de regular y profesionalizar nuestro colectivo, intentando así acabar en el mayor porcentaje posible con el intrusismo que venimos sufriendo desde siempre por esta falta de control.
Pienso que ese ha sido uno de los grandes problemas que hemos tenido en los últimos años, la escasa o nula formación necesaria para poder llegar a cualquier club, colegio o pista, y empezar a impartir clases.
Por el hecho de ser un excelente jugador o jugadora, incluso profesional, no tienes garantizado que esa persona desempeñe la labor de docencia tenística de una manera lógica, ordenada y atendiendo a unos métodos más o menos preestablecidos y supervisados por profesionales.
Por la misma regla de tres, hay maravillosos entrenadores/as que jamás han competido, ni siquiera al más alto nivel y dirigen escuelas de auténtica referencia, no sólo por la cantidad de alumnos, sino por la calidad de los mismos y de sus clases.
Yo diría que la mayoría de mis compañeros directores de escuelas de tenis, al menos en Andalucía, son lo que son y están desempeñando la labor que realizan, no por su calidad como jugadores profesionales en su juventud, que no se ofenda nadie, por favor, sino por la continua formación realizada desde sus comienzos como ayudantes con los más pequeños en algún club, hasta llegar a sus puestos actuales dirigiendo y gestionando auténticas y grandísimas escuelas de tenis.
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Pues bien, he venido observando en esta etapa de formador que esos directores de los que antes he hablado, fomentan que todos sus ayudantes estén titulados por alguna organización reconocida por las autoridades deportivas de nuestro país. Eso hará que la calidad de la enseñanza del tenis mejore considerablemente, pudiendo trabajar de una manera más global y efectiva con la base, tal y como comenté en mi primer artículo, lo que creo es el futuro de nuestro deporte. Necesitamos más instructores y monitores para trabajar en colegios, escuelas municipales, etc.
Acabo de llegar de impartir un curso de Instructor en una localidad andaluza de menos de 1.000 habitantes. Asistieron 14 aspirantes de toda la provincia, la mayoría de entre 16 y 20 años con ganas de aprender, enseñar y compartir.
La mejor opción que tenemos para que nuestro necesario tenis de base progrese es formar a los jóvenes para que puedan perfeccionar lo que ya tenemos, estoy totalmente convencido. Cuanto mejores sean nuestros monitores, mejores serán nuestros alumnos, mejor será nuestra base, mejor será nuestro tenis.
Sigamos formándonos. Formación, bendita formación.
José Roses para andatenis.blogspot.com
