Málaga, 17 de agosto de 2023
Por José Roses
Antes de empezar este artículo semanal de feria, querría felicitar al C. D. Serramar por su triunfan en el Trofeo Joan Compta, Campeonato de España por equipos infantiles, celebrado la pasada semana en el Club de Tenis La Salut, en Barcelona. Mi más sincera enhorabuena.
A la tostada. Preparando el viaje a Murcia, para disputar con la escuadra alevín del Real Club El Candado el Campeonato de España por equipos a jugar a partir del próximo Lunes en Murcia, en las fantásticas instalaciones del R. C. de Tenis Murcia 1.919, deseando poder ver a las verdaderas promesas del tenis nacional, jugadores de 11 y 12 años que puede que vayan a disputar una de sus primeras competiciones a nivel nacional.
En estos torneos siempre se ven albores de los que en un futuro serán profesionales de este deporte, tenistas de verdadero renombre, avanzadillas de generaciones de jugadores que siempre esperamos den lustro a nuestro tenis nacional dentro de unos cuantos años. Esos de los que los entrenadores y capitanes de equipos ya comentamos entre nosotros, “tiene madera”, “huele a profesional”, “pintaza de jugador”, en fin, lo normal en una competición como esta, en la que generalmente participan los mejores chavales de la categoría a nivel nacional.
Pero, curiosamente, no suele haber referencias a esos “deportistas”, que suelen pasar desapercibidos. Esos chicos y chicas que compiten con unos valores y unas cualidades que acostumbran a quedar en un segundo plano, ocultas tras los golpes y los resultados de los mejores tenistas. Estos chicos, tengan el nivel que tengan, suelen priorizar un comportamiento, un respeto y una entrega muy por encima de lo normal. Son niños que vienen educados “de fábrica”, no dan un ruido, suelen sonreír, no acostumbran a entrar en discusiones vanas, ni buscan a veces excusas a su mal juego o a un resultado adverso. Son capaces de autocorregir una bola cantada mala si se dan cuenta de su error, no les importa pedir perdón. Respetan hasta el final al contrario, a la situación, y, lo que es más importante, se respetan a sí mismos.
No quiero con esto restar mérito a los tenistas a los que hacía referencia en los primeros párrafos, obviamente que es una gozada verlos jugar. Uno disfruta con ese excelente nivel de juego, porque visualiza, como decía antes, a los profesionales del futuro. Pero a mí me gusta mucho más poder ver a los deportistas, y si a la vez tienen pinta de tenistas, pues mucho mejor oiga. Ser un excelente tenista no excluye el poder ser un gran deportista, ni viceversa. Me encantaría ver cada vez más a los tenistas profesionales del futuro y poder observar unos valores que den gusto disfrutarlos. Hemos tenido un perfecto ejemplo en nuestro tenis, todo el mundo sabe a quien merefiero.
Desde aquí os animo, padres, entrenadores, me animo yo también, que soy de los dos grupos, a priorizar no sólo el resultado tenístico, sino también el deportivo a nivel personal. Recuperemos la deportividad, esos valores que a veces echamos de menos.
Para empezar, en cada Campeonato de España, premiaría al equipo femenino y masculino más deportivo.
Hagamos tenistas, pero a la vez, deportistas. Vosotros, ¿Qué
preferís?
Felices vacaciones.
José Roses para andatenis.blogspot.com