El problema comienza comienza cuando una vez informados del horario del partido durante el fin de semana, los padres (muchas veces sin darse cuenta) comiencen a generar una atmósfera de tensión con los preparativos, arreglos de horarios, familiares, darle demasiada trascendencia al partido ¨es que son sus primeros torneos!¨. Para esto se viste al chico con su ropa más nueva (y cara), se prepara la cámara de vídeo y fotos y (peor aún) se invita a sus abuelos a que lo vean jugar.
¿Como puede reaccionar un niño de esa tan corta edad si aparte su rival le gana de forma fácil?
¿Qué ocurre cuando a ese niño y a muchísimos otros más, se los hace jugar torneo tras torneo sin estar preparados ni física, mental o técnicamente?
Lo peor es guiarse por lo que hacen los demás. Si un padre ve que en otros clubs los niños de esa edad entran en Campeonatos, no querrá que su hijo pierda el tren, ¨porque los demás sumarán experiencia y puntos de ranking y esa ventaja no queremos darla¨.
Insisto con algo que menciono siempre, los entrenadores a veces son muy responsables por permitir que estas cosas ocurran y se convierten en cómplices de una tendencia equivocada: La de acelerar los tiempos sea como sea.
Una manera de que los padres puedan ver este error de forma práctica es la de mirar a los chicos de su club ( en entidades grandes con mayor número de alumnos es más fácil de comprobarlo) y acordarse de quienes eran los benjamines (-10 años) más destacados hace tan solo 4-6 años atrás y cuantos de ellos aún dominan en sus actuales categorías, o cuantos aún entrenan con ganas, o peor aún, cuantos han abandonado el tenis.
Y así llegaremos a la conclusión de que asfixiarlos con la situación en el ranking, demasiadas horas de entrenamientos, clases particulares, torneos, circuitos, campeonatos individuales y por equipos, preparación física.... a tan corta edad, lo único que hacemos es suturarlos de trabajo en un deporte hermoso que podrían jugar toda su vida.
