A pesar de la dureza del calendario tenístico, el plano
anímico y psicológico juega un gran papel dentro de la pista. Un buen tenista
podría venirse abajo por un mala cabeza, pero podría ser un excelente jugador
si logra tener una buena motivación, una precisa concentración y un nivel óptimo
de activación, según Joan Ribas (psicólogo deportivo de la Academia
Sánchez-Casal de Barcelona), las habilidades fundamentales que debe tener un
deportista para manejarse de forma correcta.
El trabajo psicológico no es exclusivo del mundo de la
raqueta, aunque sí ha tomado fuerza en las últimas fechas. El origen de esta
situación, según el psicólogo consultado, está en el fútbol. Desde que los
psicólogos deportivos están en el cuerpo técnico de los clubes de Primera
División, el resto de equipos y disciplinas han ido copiando el ejemplo,
dándose cuenta de los extraordinarios resultados que ello suele conllevar.
"Dando igual la edad que tenga, el deporte que practique, el status social
al que pertenezca y sea del sexo que sea, el aspecto mental es lo que marca
realmente la diferencia entre unos individuos y otros", señala Ribas, que
hace un repaso al paronama tenístico actual.
A pesar de la dureza del calendario tenístico, el plano
anímico y psicológico juega un gran papel dentro de la pista. Un buen tenista
podría venirse abajo por un mala cabeza, pero podría ser un excelente jugador
si logra tener una buena motivación, una precisa concentración y un nivel óptimo
de activación, según Joan Ribas (psicólogo deportivo de la Academia
Sánchez-Casal de Barcelona), las habilidades fundamentales que debe tener un
deportista para manejarse de forma correcta.
El trabajo psicológico no es exclusivo del mundo de la
raqueta, aunque sí ha tomado fuerza en las últimas fechas. El origen de esta
situación, según el psicólogo consultado, está en el fútbol. Desde que los
psicólogos deportivos están en el cuerpo técnico de los clubes de Primera
División, el resto de equipos y disciplinas han ido copiando el ejemplo,
dándose cuenta de los extraordinarios resultados que ello suele conllevar.
"Dando igual la edad que tenga, el deporte que practique, el status social
al que pertenezca y sea del sexo que sea, el aspecto mental es lo que marca
realmente la diferencia entre unos individuos y otros".
En cuanto al entrenamiento, Joan cree que habría que
reservar un espacio a este apartado como se hace con el plano físico o
puramente tenístico; y no sólo en tenistas de élite, sino preferentemente en
jóvenes valores -lo ideal sería a partir de los 11 años, nos dice- que aún son
moldeables. En el trabajo de campo es menester diferenciar lo que son rutinas y
rituales. Las rutinas son ejercicios que hacen mejorar la concentración antes,
durante y después del partido y te ayudan a gestionar emociones. "Hay
tratamientos de diversos tipos: del uso correcto de la respiración, fijación en
una imagen, centrarse en la raqueta o mirar al suelo... a métodos más agresivos
como pueden ser los gritos a uno mismo -autodiálogo-, activación en el
vestuario o motivarse a través de una música o canción".
Todo ello se adquiere a través de un entrenamiento y con el tiempo se tiende a
sistematizar. Por su parte, los rituales son 'manías' que un jugador adquiere
que le ayuda a llevar a efecto sus rutinas. "En el ejemplo de Rafa Nadal,
podemos ver varios ejemplos: tocarse el pelo, colocar las botellas de agua, no
pisar las líneas a la hora de saltar a la pista, botar la pelota determinado
número de veces, el tema de los calzones... ", ejemplifica.
En muchos casos, al hablar de psicólogos, la imagen que se
viene a la cabeza es la del paciente tumbado en el diván contándole sus
problemas al psicólogo que se haya sentado en un sillón. "Ese es el
estereotipo de psicólogo clínico", nos aclara Joan, que se define como
psicólogo deportivo o psicólogo del rendimiento. "Mi trabajo es el de
hacer que el deportista, tenista en este caso, saque el máximo rendimiento a
sus posibilidades. El psicólogo debería estar presente en la pista de entrenamiento y
en los partidos porque es ahí donde se ven los fallos que se deben corregir a
posteriori".
Moda o no, los tenistas -amateurs y profesionales- cada vez
tienen más en cuenta al psicólogo deportivo, un miembro más del organigrama
técnico. 'Pensemos' en ello.
El rol del psicólogo deportivo se define según los alcances
de sus funciones, sus incumbencias, deben
diferenciarse de las del coach.
“Conocimiento recibido” y “Conocimiento generado”: el
primero se refiere al conocimiento que se basa en una disciplina o Ciencia
originaria y el segundo, es el que se obtiene del trabajo empírico relacionado
con un campo concreto.
En este sentido no podemos aceptar un conocimiento aislado
recibido del campo de la Psicología General para responder interrogantes
referidos al deporte, y tampoco podemos aceptar respuestas provenientes de un
saber exclusivamente práctico, adquirido en el terreno deportivo, para
extrapolarlo al campo de la Psicología del Deporte: ambos quehaceres deben
estar claramente definidos, y los roles bien diferenciados, logrando así que el
trabajo del entrenador y el del psicólogo deportivo sean complementarios y no
sustitutivos.
Solo cuando hayamos delimitado y aclarado ambos quehaceres,
podremos trabajar en forma conjunta y complementaria.
Ocupación del psicólogo deportivo:
Se ocupa de la asistencia a deportistas, atletas, equipos,
como también asesoramiento a entrenadores y profesores de educación física.
El asesoramiento y asistencia se encuentra enfocado a
optimizar los recursos personales del deportista y a contribuir en el progreso
de la calidad del manejo táctico y de comunicación
Se realizan perfiles psicodeportológicos para identificar
las variables mentales a potenciar.
Se instrumentan técnicas para el entrenamiento de las
habilidades mentales: concentración, manejo de estrés, control de ansiedad,
miedos confianza entre otras variables a entrenar.
El ámbito de trabajo no se limita al consultorio, sino que
se extiende al campo mismo de la actividad física: gimnasio, cancha, club etc.
El secreto profesional rige del mismo modo que en la
práctica clínica. Salvo que con el consentimiento del deportista se intercambie
información con el cuerpo técnico con el fin de optimizar las mutuas
intervenciones.