sábado, 5 de septiembre de 2020

Alejandro Davidovich y la radiografía de su entrenador Jorge Aguirre, tras llegar a 4º de final del US OPEN y 9 años juntos




Javier Méndez


Alejandro Davidovich Fokina no deja de sorprender. Dentro de la pista, por su rendimiento, y fuera, por su carácter espontáneo. En Estados Unidos ha escrito en primera persona su carta de presentación al mundo, por si aún había alguien que no lo ubicaba en el mapa. El español ha llegado más lejos que nunca en un Grand Slam y este domingo peleará en Flushing Meadows por avanzar a los cuartos de final frente a Alexander Zverev.

Tal vez su actuación en esta edición del US Open pueda sorprender a muchos, pero no al propio protagonista ni a su equipo. Unos minutos después de abandonar la pista, donde superó a Cameron Norrie en tercera ronda (7-6[2], 4-6, 6-2, 6-1), no dudaba en expresar sus sentimientos sin filtros. “Hemos trabajado bastante duro tanto en la cuarentena como después. No ha habido un día de descanso y gracias a ese trabajo, ahora estamos recogiendo los frutos”.

Su explicación del éxito puede sonar a tópico, todo lo contrario de lo que expone su tenis en la pista. Porque el joven andaluz de 21 años es un jugador diferente, espontáneo e imprevisible. Puro talento. Un volcán que ha canalizado su furia en Nueva York para sacar el máximo rendimiento a su raqueta. “Estoy muy agradecido al trabajo de todo el equipo, porque sin ellos no estaría donde estoy. Estoy contento del juego que estoy dando, estoy evolucionando de menos a más”.

Ese equipo al que Davidovich agradece su esfuerzo durante los últimos diez años está capitaneado por Jorge Aguirre, su entrenador desde que era un niño. También cuenta con el apoyo de Antonio de Dios en la parcela psicológica. Todos han ido cincelando un proyecto de jugador que ya es hoy una realidad del ATP Tour.

“Llevamos ocho o nueve años juntos. Ha sido un trabajo muy duro, no lo voy a negar”, reconoce el No. 99 del FedEx Ranking ATP. “Sé que he sido un poco rebelde en años anteriores y la verdad que Antonio [su psicólogo] y mi entrenador han hecho un trabajo conmigo del que estoy muy contento. Estamos amueblando la cabeza para que todo sea tan simple como jugar”.

Antes de que Davidovich afronte la cuarta ronda del US Open, su entrenador Jorge Aguirre desgrana en ATPTour.com el camino de su pupilo para llegar al partido de mayor envergadura en su carrera hasta el momento.

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¿A qué sabe esta primera clasificación a la 4R de un Grand Slam?
Meternos en octavos de final del US Open es difícil de explicar. Es una alegría inmensa, una sensación complicada de describir. Estoy muy contento tanto por Álex como por todos los que estamos detrás, intentando ayudarle en este camino tan bonito.

Reconocía Alejandro que tenía un nudo en el estómago en la mañana previa al partido de tercera ronda, que no podía dormir. ¿Ese ‘gusanillo’ era compartido?
Hizo el calentamiento conmigo y le noté una tensión un poco más agudizada de lo normal. Sin querer, también me la estaba transmitiendo. Cuando le siento incómodo es imposible no sentirlo y preocuparte. Intentamos charlar un poco, romper el hielo y darle normalidad. Había que entender la situación con un punto de perspectiva. Y todo fue muy bien.

¿Cómo está viendo a Alejandro a nivel de tenis en esta gira?
En general, el nivel que está demostrando en este torneo es muy alto. Él está preparado y capacitado para desplegar un gran nivel.

Ante Norrie demostró mucha madurez y una gran capacidad para controlar las emociones en un día importante para él.
A veces no es fácil gestionar toda esa fuerza interior y toda esa furia que lleva dentro. No es fácil encontrar el punto de equilibrio entre la cantidad de tenis que puede llegar a generar y la presión que hay detrás de un jugador de este nivel. Necesita tiempo, algunas derrotas feas como las que hemos tenido y necesita victorias… Poco a poco, va analizándose, viendo que es capaz de jugar equilibrado y que puede controlar esa furia interna tenística.

Él mismo habla de que su tenis tiene un punto de locura.
Cuando usa la palabra locura, personalmente no me gusta. Para mí son decisiones más o menos acertadas, que muchas veces no lo son, pero las ejecuta por una necesidad que él tiene a veces o una forma de entender el juego y su vida.

¿La entiendes como un defecto a pulir o una virtud que explotar?
Le hace tener un componente carismático, de descaro, de buscar, de querer las cosas y jugar para conseguirlas él e intentar depender lo menos posible de los demás. Pero no es fácil controlar esa furia, el nivel, el ego, la calidad… es un trabajo difícil para él. Creo que hay menos locura de lo que parece y más jugador del que puede llegar a mostrar. Requerirá tiempo. Estoy seguro de que se irá viendo que esa locura será descaro y ese desorden acabará siendo variedad en juego.

Alejandro es un jugador especial, con mucho talento y golpes ‘mágicos’.
Trabajamos todos los días en intentar que ese desparpajo y descaro de Álex cada vez tenga un sentido táctico dentro del juego más claro. Él tiene que jugar en esa dirección, siente el tenis de esa manera, pero tiene que ir encontrando victorias, sumando experiencias, jugando con los mejores, viendo cómo ganan los mejores…

¿Prefieres que dé rienda suelta a esa creatividad o trabajan para canalizarla de alguna manera?
Es su forma de expresar lo que él siente. Se suelta como lo considera y posiblemente no sea la manera más estandarizada de hacer algunas jugadas, pero tiene esa necesidad. Es su forma de expresar, siendo feliz y fiel a cómo entiende el tenis. Tiene que ir cogiendo experiencia para seleccionar bien los momentos en los que salirse del guion y que salga de manera automática. Eso será cuestión de tiempo. Seguro que, poco a poco, lo irá mejorando.

Después de cada partido, Alejandro va a abrazarse contigo. Ante los medios destaca tu trabajo y el del resto del equipo.
Nuestra relación es muy especial. Llevamos diez años. Arrancamos desde mi convencimiento de ayudar a ese chico con una furia un poco descontrolada y desorientado para sus 12 años. Diferenciamos la parte técnica, la física y la emocional, intentando construir a la persona desde los 12 años, más allá del tenista. Ha sido una labor de ayudarle a crecer tanto tenísticamente como personalmente. Es nuestra misión y él también me lo ha permitido, confiando mucho en mí. Hemos ido creciendo, añadiendo gente al equipo según han surgido necesidades. Ahora somos una familia en la que empujamos todos en la misma dirección.


2009-2017, "LA ÉPOCA DORADA DEL TENIS MALAGUEÑO", ¿DAVIDOVICH?. Álbum de tenistas malagueños.