Málaga, jueves, 28 de septiembre de 2023
Por José Roses
Buenas tardes sean para todos:
Hoy, como viene siendo costumbre últimamente, voy a pisar otro charco, creo que políticamente incorrecto, pero es que no me he podido reprimir.
Es el charco, más bien océano, de los padres. Esos padres, y madres, obviamente, imprescindibles para nuestro trabajo como entrenadores y para el crecimiento personal y deportivo de sus descendientes. Sin la ayuda, el sacrificio y perseverancia de los padres, de esos padres, los chicos no podrían disfrutar de su deporte preferido, a cada uno lo suyo.
Pero a partir de aquí, voy a hablar de los tipos de padres más característicos que me suelo encontrar por esas pistas de Dios.
En primer lugar está el “padre-entrenador”. No sabemos si ha jugado bien a esto, si ha recibido clases o si, por el contrario, tiene algún tipo de titulación como entrenador de tenis a cualquier nivel, pero lo sueles escuchar escopeteando normalmente las mismas frases, “enrosca la pelota”, “ten más paciencia”, “ese tiro no tocaba”, y, cuando acaba el partido, repasa los errores, según su criterio, más flagrantes que su hijo o hija ha cometido en el partido.
También tenemos al “padre.estatua”. Es ese que llega, se sienta en la grada, a veces ni le presta atención al partido, y cuando acaba, recoge a su crío y se marcha igual que llegó, sin hacer un ruido. Son personas muy educadas, saludan a todo el mundo que se cruzan por el camino y ya está. Son meros acompañantes, o taxistas, según se mire.
A mí, personalmente me hace más gracia el “padre-raquetero”. Son los que llegan al Club con todos los enseres tenísticos de sus hijos colgados del hombro, mientras los niños pululan por las instalaciones como si de unos profesionales se trataran. Normalmente están a la última de los resultados de todos los niños de la misma categoría que el suyo en los últimos seis meses, conocen rankings, lugares de entrenamiento, entrenadores, padres, madres y hasta hermanos. Son gente afable y divertida, les encanta hablar de tenis.
Hay veces que los “padres-raquetero” se mezclan con los “padres-reglamento”, y ahí es cuando suele haber problemas. Se saben las reglas, las modificaciones, los anexos del reglamento, y no sólo eso, hasta quien lo incumple o ha incumplido. Los jueces árbitro suelen sufrir con este tipo de padres, porque exigen el cumplimiento de la norma hasta el vigésimo cuarto decimal, normalmente si les beneficia. Si les perjudica solemos escuchar eso de “son críos”, “no hay que ser tan inflexible”, etc, etc.
Tenemos también a los “padres-convulsiones”, que son esos que juegan el mismo partido que sus hijos, pero en la grada. Se cansan igual, se mueven igual. Hacen hasta los gestos de los golpes, pero sin pelota de por medio. Y todo desde la grada. Se lamentan con los fallos y se alegran mucho de los aciertos, pero todo con aspavientos y convulsiones. Son divertidos también, lo hacen sin ninguna maldad.
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| "Padres con mayúsculas" |
Para el final dejo a los “padres con mayúsculas”. Son aquellos que conocen su papel de ayuda y apoyo a sus hijos. Les llevan, les traen, los animan, los apoyan, no tienen una mala palabra ni para con sus vástagos ni para ningún otro jugador, padre o elemento subersívo que pueda pulular por las pistas. Respetan a todo el mundo, sobre todo a los entrenadores de sus hijos. NO juegan a ser coaches, simplemente son PADRES, con MAYUSCULAS.
Y tú, ¿Qué tipo de padre eres?
José Roses para andatenis.blogspot.com
