Alcaraz hace historia ganando el título de Roland Garros
El español firma un 3-0 en finales de Grand Slam
Carlos Alcaraz entró por la puerta grande en la historia de
Roland Garros, conquistando en París la tercera copa de Grand Slam de su
carrera con apenas 21 años. El español hizo suyo el templo de la tierra batida
con una entrega memorable, conquistando a un público que ya lo abraza como su
nueva gran figura. Si la variedad en los golpes, la velocidad de piernas y la
perseverancia son los pilares de la arcilla, el murciano encargó a medida su
flamante traje de campeón.
El No. 3 mundial resistió con madurez en una final
eléctrica, derrotando por 6-3, 2-6, 5-7, 6-1, 6-2 tras cuatro horas y 17
minutos a Alexander Zverev, un jugador en esplendor sobre la superficie. El
alemán, montado en una racha de 12 triunfos consecutivos en arcilla tras
recuperar el trono de Roma, se presentó como un rival formidable por la copa
más deseada. Su verdugo en Melbourne Park al comienzo de la temporada,
Alexander planteó un partido abierto de principio a fin en la capital francesa.
Ante la mirada de la Pista Philippe-Chatrier, Alcaraz
completó un esfuerzo de seguridad personal en los mayores escenarios. El
español, previamente campeón en el US Open 2022 y en Wimbledon 2023, se
convirtió en el séptimo jugador de la Era Abierta capaz de ganar sus tres
primeras finales de Grand Slam, colocándose a la altura de los mejores
competidores que haya visto el deporte. Solamente el suizo Roger Federer, que
atrapó sus siete primeros majors sin error en los partidos definitivos, ostenta
una llegada más solvente a los templos del tenis.
En un duelo entre finalistas primerizos, algo inédito en
París desde 2005, la tensión no tardó en brotar sobre la arcilla. Zverev abrió
el partido con dos dobles faltas consecutivas, preludio de un inicio removido,
donde ningún jugador logró conservar su primer turno de servicio. En esa maraña
de nervios, el abanico de recursos de Alcaraz le entregó un aterrizaje directo
en el ritmo de la final. El español logró elevar su nivel para imponer la
derecha, los cambios de altura y los reflejos, llegando a quebrar tres veces el
duro servicio de Zverev para atrapar la primera manga.
Sobre la pista descansaba un factor invisible a los ojos: la fatiga acumulada. Zverev había necesitado 19 horas y 27 minutos para alcanzar la final de Roland Garros, el volumen más exigente desde que hay registros en el Grand Slam parisino. Con dos partidos de cinco mangas en las piernas, nadie había tenido que remar tanto para colocarse a un paso de la Copa de los Mosqueteros. Inmerso en la adrenalina del momento, sin embargo, esos esfuerzos no mermaron en absoluto la entrega del germano.
Zverev consiguió abstraerse de la situación para firmar una
reacción enérgica en París. Si el alemán superó una prueba de convicción en la
primera ronda, derrotando al 14 veces campeón Rafael Nadal bajo una expectación
máxima, mantuvo la compostura para regresar a un partido afilado. La fortaleza
de sus tiros, en especial un servicio preciso como pocos, le introdujo de lleno
en la lucha por la copa, enlazando los últimos cinco juegos del parcial para
presentar su alternativa.
“¡Tienes que ponerte a su nivel de lucha!”, bramaba Juan
Carlos Ferrero desde el banquillo del murciano. En una tarde soleada de París,
los crudos golpes de Zverev habían comenzado a hacer mella en un partido
ordenado. Alcaraz, que no había generado una sola pelota de rotura en toda la
segunda manga, necesitaba recuperar el brío que le ha convertido en uno de los
tenistas más respetados del mundo. Fue un aviso premonitorio de lo que estaba
por llegar en el encuentro.
En ese momento, Alcaraz superó lo que parecía un trance
decisivo en París. El español atravesó un séptimo juego agónico, levantando
tres puntos de rotura para colocar el 5-2 en el marcador. Lejos de ser un golpe
anímico definitivo, condujo a un giro de guión completo en la
Philippe-Chatrier. Zverev mantuvo la constancia, jamás bajó los brazos y logró
enlazar cinco juegos consecutivos para colocarse a un paso de la copa. Dentro
de su naturaleza directa, la paciencia del alemán le dio el timón del partido.
A lo largo del torneo, Alcaraz había subrayado una clave: la
importancia de disfrutar sufriendo. Ahora, como poniendo a prueba sus palabras,
la final le colocó ante el examen más duro de todos. Una batalla a cinco mangas
sin posibilidad de equivocarse para optar a la gloria. Si en el cuerpo a cuerpo
el intercambio de golpes duros favorecía a Zverev, la construcción de los
puntos era la tortura necesaria para salir a flote.
El murciano, que había sobrevivido en cinco parciales a Jannik Sinner, se remangó para replicar la tarea. Con la Copa de los Mosqueteros como testigo, Alcaraz abrió en canal el cuarto set levantando una firme ventaja de 4-0, garantizando una batalla psicológica al límite. Si el drama no fuera suficiente, el español llegó a recibir atención médica en sus piernas, cargadas tras dos semanas de intensidad sin freno. Nada que le impidiese llegar en pie a la decisiva quinta manga.
Entonces, el partido puso a prueba el corazón a ambos lados
de la red. París concentró el esfuerzo de toda una vida en un puñado de juegos.
Un turno de servicio desordenado, con voleas a la red y dobles faltas como
condena, hizo saltar por los aires la seguridad de Zverev, a merced desde el
inicio del último asalto. Con el 2-1 en sus manos, Alcaraz se protegió con uñas
y dientes ante un rival maduro, capaz de convertir su revés en un látigo
durante más de cuatro horas. La energía de piernas de Alcaraz, que desactivó
las cuatro pelotas de quiebre sufridas en el último set, terminó de asegurar un
partido memorable.
Impulsado por una fortaleza absoluta, Alcaraz asestó el
golpe de gracia rompiendo en blanco el servicio de Zverev para colocar el 5-2.
Al borde de la gloria, el español se lanzó en línea recta para asegurar el
trofeo tras completar un maratón. Con un monumental balance de 11-1 en quintas
mangas, Carlos subrayó una seña de identidad: una capacidad de esfuerzo fuera
de lo común hacia la victoria.
El murciano colocó su nombre en una lista histórica, la
nómina de campeones españoles en Roland Garros. Más que un objetivo era ilusión
que siempre le había acompañado desde niño. Las gestas de Rafael Nadal, Sergi
Bruguera, Manuel Santana, Juan Carlos Ferrero, Albert Costa, Carlos Moyà y
Andrés Gimeno son acompañadas desde este domingo por la figura sonriente de Carlos,
dispuesto a escribir una nueva era sobre la arcilla de París.
El triunfo permite a Alcaraz sostener su domino (6-4) en el
historial Lexus ATP Head2Head, uno de los más equilibrados en la carrera del
español. Carlos se sobrepuso ante un rival de exigencia máxima en los majors,
capaz de derrotarle en los cuartos de final del Abierto de Australia en enero y
en el único choque previo en Roland Garros durante la temporada 2022.
Zverev quedó a las puertas de convertirse en el tercer
hombre alemán capaz de levantar un título individual de Grand Slam, El de
Hamburgo seguirá buscando la estela del seis veces campeón Boris Becker y de
Michael Stich, hasta hoy, el único compatriota que había pisado la final de
Roland Garros en la Era Abierta. Zverev queda con un balance de 0-2 en finales
de Grand Slam, tras rozar la copa en el US Open 2020.
La coronación en Roland Garros permite a Alcaraz ascender al
No. 2 del PIF ATP Live Rankings, superando al serbio Novak Djokovic en la
segunda plaza de la clasificación. En una batalla entre los dos mayores
talentos jóvenes del vestuario, el español queda a 945 puntos del italiano
Jannik Sinner, que este lunes ascenderá por primera vez en su carrera al No. 1
mundial en el ATP Tour.
¿Sabías Que…?
Carlos Alcaraz es el séptimo hombre que conquista títulos de
Grand Slam en tres superficies diferentes. El español de 21 años, el más joven
de siempre en conseguir esta hazaña, se une a una lista formada por iconos como
Andre Agassi, Novak Djokovic, Roger Federer, Jimmy Connors, Mats Wilander y
Rafael Nadal.