El campeón de Roland Garros reflexiona sobre su victoria un
día después de lograr la Copa de los Mosqueteros
Vestido elegantemente con un traje negro, Carlos Alcaraz vuelve el lunes por la mañana a Roland Garros para fotografiarse con la Copa de los Mosqueteros antes de marcharse tres días de vacaciones y desconectar después de conquistar el tercer Grand Slam de su carrera en París.
Antes de montarse en un avión para olvidarse del tenis, al
menos durante 72 horas, el español comparte casi media hora con todos los
periodistas españoles que le han acompañado durante otro torneo histórico y
reflexiona sobre el logro, los fantasmas provocados por la lesión en su
antebrazo y el proceso de maduración en el que se encuentra inmerso.
“Ayer lo celebré con mi familia, con la gente que vino de
Murcia, con mis amigos”, se arrancó el No. 2 del PIF ATP Rankings sobre la
noche del domingo. “Fuimos a cenar y obviamente hice todo lo que no había
estado haciendo durante el torneo, y comí lo que no estaba comiendo. Yo que
estoy un poco cuidadoso con el tema del gluten… ayer levanté el pie del
acelerador y me dejé llevar un poco. Además habría que brindar con champán, era
la ocasión”, añadió el español. “Luego me fui temprano y nada más. Hoy estoy en
nube”, dijo con una sonrisa.
“Hay que disfrutar de este tipo de momentos”, dijo el
murciano. “Después de todo el trabajo, de todo el sufrimiento para ganar un
trofeo así, tienes disfrutar un poco. Es algo que voy aprendiendo, aunque
todavía tenga 21 años y siga conociéndome a mí mismo: lo que necesito, lo que
no necesito, cómo hacerlo, cómo no hacerlo”, declaró. “Me voy dando cuenta que
hay que compaginar trabajar y sufrir con esos días de descanso y la libertad de
hacer lo que te gusta, de no sentirse tenista y sí un chaval normal. Eso te
ayuda un poco a aislarte y a despejarte la mente para luego volver a la pista a
tu 100%”.
Para llegar a esa “nube”, para disfrutar del momento
celebrando con los suyos, Alcaraz ha superado unos meses tremendamente
complicados, llenos de curvas. A principio de la gira europea de tierra batida,
cuando ya estaba en Montecarlo preparando su estreno en el torneo, el español
anunció su baja del tercer ATP Masters 1000 del curso como consecuencia de unos
problemas en el antebrazo derecho, que también le impidieron defender su título
en Barcelona. Aunque jugó en Madrid, donde también era el vigente campeón, cayó
en cuartos de final ante Andrey Rublev y el dolor reapareció, obligándole a
bajarse de Roma y poniendo en jaque su preparación para Roland Garros.
“Yo soy más de llorar por frustración que por felicidad”, confesó el joven de 21 años. “No lloro mucho, pero con el tema de la lesión sí que lo he hecho un par de veces cuando tuve que perderme ciertos torneos que me hacían mucha ilusión”, añadió.
“Mentalmente fue una angustia”, reconoció Alcaraz. “El brazo
derecho lo usas para todo. Yo imprimo mucha velocidad y fuerza en cada golpe y
mi antebrazo sufre mucho. Me preocupaba pensar que a lo mejor no me iba a
recuperar al 100%”, siguió. "En Madrid jugué cuatro partidos y me molestó
en el cuarto. No pude ir a Roma, hicimos pruebas y todas las cosas que tocaban
para llegar lo mejor posible aquí, pero en mi cabeza me seguía haciendo
preguntas”.
Así, y pese a que tras renunciar a Roma estuvo varios días
sin poder coger la raqueta, Alcaraz inició un plan de trabajo junto a su equipo
para intentar estar listo el día del inicio de Roland Garros. Y, visto el
resultado del domingo, funcionó.
“Tenía un poco de incertidumbre por ver cómo reaccionaría mi
brazo a un Grand Slam, al mejor de cinco sets”, aseguró. “Ha sido complicado,
pero conforme han ido pasando las rondas me he ido sintiendo bien, sin ningún
dolor, aunque con precaución”, continuó. “El día de las semifinales fue cuando
ya no tenía que cohibirme a la hora de pegar la derecha. Ahí dije: ‘si me
rompo, si me duele, que sea aquí’. No era hora de tener miedo y había que confiar
en todo el trabajo que habíamos hecho para olvidarme de eso”.
Y ha sido todo ese trabajo, el realizado previamente y
también durante las dos semanas de Roland Garros, el que ha permitido al
murciano cumplir otro sueño para seguir viviendo algo único, especial e
irrepetible.
“Yo también veo los vídeos de cuando era pequeño y estaba en
París debajo de la Torre Eiffel siguiendo Roland Garros”, aseguró Alcaraz.
“Levantar esta copa tiempo después… son momentos bonitos. Estoy viviendo un
sueño. Roland Garros es muy especial para mí porque era el torneo que seguía
desde pequeño. Tenía muchas ganas de que llegase para poder ponerme delante de
la tele y ver todos los partidos, y ahora…”.
Haberse convertido en el jugador más joven en ganar tres
grandes en las tres superficies (pista dura, hierba y tierra batida) ha
provocado automáticamente que vuelva abrirse la puerta de la comparación con
Novak Djokovic, Rafael Nadal y Roger Federer, los tres jugadores que han
destrozado récords inimaginables durante casi dos décadas.
“He visto vídeos pero al final con unos highlights no puedo
compararme con ellos cuando yo tenía mi edad”, razonó Alcaraz. “Y al final,
como siempre he dicho, no importa lo que haya conseguido a esta edad si me
estanco aquí. Quiero seguir mi carrera, quiero seguir creciendo y llegar a
donde están Djokovic, Rafa, Federer… Los buenos, los cracks, han seguido
mejorando y mejorando hasta llegar a los 37 o 38”, apuntó.
“Aguantar durante 16 o 17 años en lo más alto peleando por
grandes títulos temporada tras temporada, lidiando con la presión, con las
lesiones, con todo… es algo fuera de lo normal y que pocos logran”, elogió el
español. “Así que yo creo que es la fortaleza mental y la cabeza lo que quizás
el día de mañana me hagan estar en ese debate”.
La fortaleza mental, sin duda, es otro de las grandes
victorias de Alcaraz en este Roland Garros. Si en 2023 se despidió en
semifinales tras caer con Novak Djokovic, sufriendo unos calambres en mitad del
encuentro como consecuencia de la tensión, en este 2024 ha aprendido a
gestionar esa presión, como ha quedado demostrado tras imponerse a Jannik
Sinner y Alexander Zverev en las semifinales y la final, sobreviviendo a ambos
rivales en el quinto set.
“El año pasado suspendí clarísimamente esa asignatura, pero
esta vez vinimos con los deberes hechos”, celebró el español. “Este año lo he
podido hacer mucho mejor. Creo que he aprobado una asignatura que tenía
pendiente, pero no con matrícula. Es un trabajo que tengo que seguir mejorando
y conforme vayan pasando los años pues me sentiré aún mejor”.
Después de regresar de las pequeñas vacaciones que empiezan
esta tarde, Alcaraz comenzará a entrenar en hierba para jugar en Queen’s y
Wimbledon (en ambos torneos defiende el título) y luego volverá a la arcilla
pensando en los Juegos Olímpicos de París, donde además de jugar en categoría
individual formará pareja con Nadal en el cuadro de dobles. La pregunta,
entonces, es clara: ¿preferiría revalidar la corona en Wimbledon o sumar una
medalla de oro en París?
“Los Juegos Olímpicos son cada cuatro años y es un torneo
especial donde no juegas por ti solo, sino que lo haces por un país
representando a todos los españoles”, analizó Alcaraz.”Yo creo que este año
elegiría un oro olímpico”.