Por Jorge Mir
Por el bien del tenis español, hay que evitar tener en las pistas impartiendo clases a "entrenadores vagos y sin ilusiones"
Rafa Nadal, Carlos Alcaraz y los profesionales del tenis nos
demuestran a diario que para estar en la cima, se necesita trabajo duro, amor,
pasión, dedicación, compromiso e ilusión.
Y yo pienso que para ser entrenador también se requiere lo
mismo.
Amar e ilusionarte cada día con lo que haces es fundamental
para lograr la excelencia.
Por el bien del tenis español, debemos unirnos los que
amamos y nos ilusionamos con este deporte y entre todos evitar que enseñen en
las escuelas entrenadores vagos que no sienten ese amor, dedicación,
compromiso, pasión e ilusión.
Ser entrenador implica trabajar muchos fines de semana y
festivos, tener horarios inusuales y dar clases desde temprano en la mañana
hasta tarde en la noche. En definitiva llegar el primero a la pista e irte el
último y tener preparadas las clases que vas a impartir.
Pero en estos últimos años he observado a jóvenes
"entrenadores vagos" en las pistas de clubes, academias y
municipales. Los ves desmotivados, sin ganas, sin compromiso, sin dedicación ni
amor, ofreciendo clases de muy baja calidad a pesar de tener las titulaciones
correspondientes.
Ven el reloj con frecuencia, los niños recogen bolas
mientras ellos miran el móvil sin importarles el tiempo, charlan con el
compañero de la pista de al lado, se les ve apagados, sin chispa y sin
programar la clase , se limitan a repetir los mismo ejercicios sin orden cada
día.
Les diría a estos jóvenes que si no sienten pasión e ilusión
por su trabajo, es mejor que busquen otra profesión. Y si no lo hacen, que los
responsables de clubes y academias los retiren lo antes posible de las pistas.
Yo quiero a un joven apasionado con dedicación, compromiso e
ilusión, aunque cometa fallos (se le puede enseñar a dar una clase de calidad)
y descartar al que no respeta su trabajo, a sus alumnos ni a los padres.
Saludos. Jorge Mir