El ejemplo Nadal tomado de una forma buena puede ser positivo, ahora bien, tomado de una forma mala puede hacer mucho daño. Esto es como si a tu hijo lo apuntas a pintar y le dices que como mínimo tiene que ser como Picasso. Es imposible…”.
Por Sergio Troncoso
En ocasiones, los padres olvidan que sus hijos juegan y practican el tenis con el mero objetivo de divertirse. Hay cantidad de ejemplos donde se ve que los progenitores toman un rol de entrenador, controlador, manager, psicólogo o hasta asesor de todos los aspectos técnicos, tácticos y mentales del deporte. Sin darse cuenta, ejercen una presión muy grande a su hijo que termina abandonando la práctica del tenis por no satisfacer las exigencias que los padres desean.
Sergio
Troncoso, una de las personas que mejor conoce el tenis juvenil en España y que
lleva desde 1998 trabajando con jóvenes por todo el país, charló con Punto de
Break sobre el papel que deberían tomar los padres con el objetivo de
facilitarle a sus hijos el aprendizaje e inculcarle los valores correctos.
“Los padres
tienen que intentar darse cuenta de que ellos son fundamentales en el inicio de
la carrera de sus hijos porque, a diferencia de otros deportes de equipo,
siempre son ellos los que los llevan a los torneos cuando empiezan a competir
de pequeños. Eso está muy bien pero luego se tienen que dar cuenta que cuando
empiezan a viajar con el entrenador, ellos se deben separar y simplemente
ejercer la labor de padres”, explica Troncoso que quiere diferenciar de manera
clara que padres y entrenadores tienen diferentes funciones a realizar.
En
diferentes torneos se puede observar que hay padres que creen que tienen las
facultades para ser entrenadores. “El tema de los padres-entrenadores es un
poco el mal de varios deportes aquí en España. Al involucrarse mucho al
principio, ese papel lo quiere mantener. Es una cuestión cultural. Igual que se
educa a los niños, se debería educar a los padres. Sobre todo a los que no han
practicado deporte. Esto es una labor de todos, no solo de los padres que lo
hagan mal sino del club, de los entrenadores, de las personas que entienden…”
reflexiona.
Uno de los
aspectos que Troncoso cree que podría ayudar a reaccionar a los padres es
grabarlos en vídeo para que vean sus propias reacciones cuando su hijo compite.
“Las imágenes y los vídeos hacen que reacciones mucho más que las palabras.
Cuando uno se ve reflejado toma más consciencia de lo que ha hecho y esto
podría ser una buena herramienta. Grabarles, hacerles ver y explicarles lo que
sin querer pueden llegar a perjudicar a sus hijos de una forma u otra”.
“Los padres
no son conscientes de que pueden dejar secuelas para toda la vida. Hay personas
que se acuerdan durante toda la vida de las palabras que les dijeron sus
propios padres cuando eran pequeños. Si tu padre te trata bien solo cuando
ganas, pues… algo va mal. Es muy duro”, añade.
Un hábito
muy extendido por los padres es festejar por todo lo alto cuando sus hijos
ganan algún torneo o partido y dramatizar las derrotas. “Si tú premias cuando
ganas y castigas cuando pierdes, el chaval piensa que lo único que importa es
eso y el deporte no cuenta. No lo estás tratando como persona. Muchas veces
ocurre que cuando gana un torneo se hace la gran fiesta y cuando pierde la gran
debacle”.
“Los padres
jamás deben castigar a sus hijos sin deporte porque es una actividad que les
gusta y es como una válvula de escape. No se debe hacer nunca”, prosigue Sergio
que está cerca de los jóvenes tenistas españoles la mayor parte del año.
Troncoso
cree que Rafa Nadal puede ser un gran ejemplo para padres e hijos siempre y
cuando se sepa que el nacimiento de un tenista como el mallorquín es algo
inusual y probablemente irrepetible. “El caso de Nadal es significativo. Los
chavales ahora juegan los torneos que jugó en su momento Nadal y ellos piensas
que si él lo hizo, por qué no lo podrán hacer ellos también.
Como Nadal
puede ser un buen ejemplo tomado de la forma correcta, Troncoso opina que el
caso de Marion Bartoli triunfando en la catedral del tenis, en Wimbledon, es
totalmente negativo debido al duro trato que sufrió la francesa por parte de su
padre. “Mucha gente justifica a los padres que meten caña. Un ejemplo muy malo
para el tenis fue que Bartoli ganara Wimbledon. Yo he visto a ese padre en
Roland Garros hacerle físico a esa chavala en unas tuberías rotas, con peligro
de que se cortara… cosas de tarado mental. Y ahora esa chica gana Wimbledon…
¡eso es un reflejo malísimo! Porque parece que para triunfar hay que pasar por
esas cosas”.