Cada vez son más los deportistas que se van a Estados Unidos
para compaginar deporte y estudios. El tenis es el deporte con más españoles y
el fútbol es el que más crece
Cuando Ignacio Gervás viajó a Atlanta en 1983 para estudiar
y jugar al golf en Georgia Tech, irse a Estados Unidos para compaginar deporte
y estudios era una rareza en España. "Padecí en mis propias carnes el
abandono de la federación. Como deportista me dolía. Era como un exiliado, como
si hubiera renunciado", recuerda Gervás. Tras graduarse comenzó una
carrera como profesional que dejó a mitad de los 90. Años después, cuando fue
nombrado director técnico deportivo de la Real Federación Española de Golf (RFEG),
se propuso aprovechar la 'ruta americana' en beneficio del golf español. En la
actualidad, los mejores golfistas españoles se forman en las universidades
estadounidenses.
El golf está aprovechando mejor que ningún otro deporte el
sistema universitario de Estados Unidos, pero cada vez son más los jóvenes
españoles que eligen irse a ese país para compaginar deporte y estudios, algo
muy complicado de hacer en España incluso para deportistas de alto nivel, a los
que la ley otorga ciertas ventajas. Según los datos, España ha pasado de tener
50 deportistas en universidades de Estados Unidos en 2005 a más de 2.000 en
2019.
El sistema universitario estadounidense tiene 2.100 centros
divididos, a efectos deportivos, en tres niveles: NCAA, NAIA y NJCAA (este
último engloba a los 'junior colleges', con titulaciones de solo dos años). De
las tres, la NCAA es la más importante, un gigante que mueve miles de millones
de doláres gracias al fútbol americano y el baloncesto. Dentro de ella hay tres
divisiones según el tamaño de sus programas deportivos. Las universidades de la
división I son las que compiten al menos en 14 deportes, tienen el mayor número
de becas deportivas y un nivel más alto. En las divisiones II y III, los
programas son más pequeños, hay menos becas y el nivel es más bajo. Alrededor
de la mitad de los españoles está en las dos primeras divisiones de la NCAA.
El deporte con más españoles en esas dos divisiones es el
tenis, con 432 deportistas en 2018 (solo Estados Unidos supera a España). Le
sigue el fútbol (284), el baloncesto (124), el golf (104), el atletismo (80),
la natación (36) y el hockey hierba (17). "España es el quinto país con
más deportistas en universidades estadounidenses".
No olvidar a quien se va: el ejemplo del golf
"Cuando empecé a trabajar en la federación hace diez
años, esto se veía como perder a un jugador", explica Gervás. "Había
una sensación en los propios jugadores de hacerlo a escondidas porque la
federación no lo veía con buenos ojos, pero no me costó hacer entender a los
directivos que esto era una oportunidad". La situación ahora es muy
diferente: todos los jugadores españoles de alto nivel, unos 30, están en
Estados Unidos. La Real Federación Española de Golf no solo los controla a
distancia, sino que realiza concentraciones allí y cuenta con una persona en
Norteamérica que les ayuda con la elección de universidad.
El mejor golfista español del momento, Jon Rahm, pasó por la
NCAA. También las dos mejores golfistas españolas, Carlota Ciganda y Azahara
Muñoz. Gervás opina que para talentos así la experiencia universitaria no es
decisiva. "Casos tan excepcionales como esos creo que hubieran salido
igualmente. Hemos ayudado a Jon, igual que la universidad, pero él es lo que es
por sí mismo. A lo mejor hubiera tardado más, pero hubiera llegado. Pero si te
vas un eslabón por debajo, ya la cosa cambia. Hay otros jugadores que si no
hubieran pasado por la universidad, a lo mejor no hubieran llegado. Eso lo
tengo bastante claro"
Llegar o no llegar a la elite
Cuanto mayor es el nivel de un deportista, mejores son las
becas a las que puede aspirar. Pero hay tantas universidades y tantas becas
disponibles (totales o parciales), que no hace falta ser de los mejores en
España para tener la opción de irse a Estados Unidos. Cada vez menos, pero sigue
habiendo recelo en las federaciones hacia los deportistas que se marchan. El
hacerlo no significa renunciar a una carrera profesional. "El
porcentaje de deportistas que va a llegar a la élite es el mismo que
aquí".
Muchos deportistas españoles se enfrentan a un sacrificio
importante cuando terminan el instituto y quieren estudiar una carrera
universitaria, por eso tiene mucho mérito los que siguen adelante y terminan
graduándose. Pero cada vez son más los que optan por marcharse. No solo porque
compaginar ambas cosas sea más sencillo en un sistema que tiene al deporte como
uno de sus pilares, también por vivir una nueva experiencia. "Tienen su
carrera universitaria, su inglés perfecto y una gran vivencia".
"El deporte es un medio para poder hacer una
carrera", dice Sofía Rincón, golfista de 17 años que en 2020 se marchará a
una universidad estadounidense. Ella no está en el grupo de alto nivel de la
RFEG, pero su rendimiento le ha bastado para lograr una beca deportiva. Podrá
competir y estudiar, algo que quería hacer y veía difícil en España. Quizá no
consiga pasar al profesionalismo, pero tampoco tenía una vía clara hacia él
aquí.
Así es The NUC, la nueva liga universitaria que quiere revolucionar
el deporte español
La empresa, con el expresidente del Alcorcón Nacho Legido al
frente, organizará competiciones deportivas para universidades siguiendo el
modelo de la NCAA estadounidense
"En el baloncesto o en el fútbol, si eres lo
suficientemente bueno para que esté detrás de ti un Barcelona o un Real Madrid,
pues a lo mejor tiene muy poco sentido que pierdas cuatro años formándote en
Estados Unidos cuando luego tu carrera deportiva es muy reducida. En golf es
casi ilimitada. No estás perdiendo nada, estás madurando". Por eso llama
la atención el caso de Santi Aldama, 'MVP' del Campeonato de Europa sub-18 que
ganó España el pasado verano. Un jugador de su nivel podría tener ya minutos en
la Liga Endesa (su compañero en la Selección Usman Garuba ya juega bastante en
el Real Madrid), pero ha preferido irse a la NCAA.
Dentro del ecosistema universitario, hay deportes donde es
más fácil lograr una buena beca y otros donde la competencia es tan alta y hay
tanto talento disponible que es muy difícil entrar. Corrales pone el ejemplo de
su sobrino, exjugador de la cantera del Basket Zaragoza que ha ido a una
universidad de la división III. "En otros deportes, como el tenis o el
fútbol, con ese mismo nivel habría tenido ofertas de división I".
"En una federación tienes cinco que pueden llegar a
JJOO. ¿Y el resto? Tienen un nivel suficiente para formarse con una beca, pero
no les vas a hacer caso porque no van a llegar a los JJOO o mundiales.
Ayúdales. Tienes un 95% que no va a llegar a nada y a los que puedes ayudar. Yo
no quiero ayudar a los buenos buenos, que pueden hacer lo que quieran, sino a
los buenos que han dedicado todo su vida al deporte".
"Cuando tienes 14 o 15 años y ves que no das el nivel,
empiezas a plantearte las cosas", dice Diego Asís, que jugó al tenis y
estudió informática en la Universidad Eastern Kentucky entre 2014 y 2017. En su
caso, su carrera tenística terminó al acabar sus estudios. "El tenis ya es
un 'hobby'. A nivel competitivo es algo que echo de menos, pero ahora no es
posible".
Maite Cazorla (número 5, de verde) fue una de las jugadoras
más destacadas de la Universidad de Oregón. Esta temporada ha regresado a
España y juega en el Perfumerías Avenida de Salamanca. (USA TODAY Sports)
El crecimiento del fútbol
Igual que Diego Asís, el exfutbolista del Atlético de Madrid
Pablo Kaweki también se dio cuenta de que lo iba a tener muy difícil para ser
profesional en España. "Estaba jugando en una cantera muy muy buena,
estaba muy feliz, pero pensaba en qué sería de mí en tres años. Me veía en
Segunda B o Tercera, a lo mejor me estancaba y se acababa mi carrera. Por eso
he probado aquí", dice desde Cleveland, donde estudia 'International
Business' y juega al fútbol en Cleveland State desde hace unos meses. "Mi
primera opción es intentar seguir con el fútbol profesional. Me he venido aquí
para intentar ser profesional en la MLS, pero tengo el plan b de los
estudios".
El fútbol, o 'soccer', como lo llaman en Estados Unidos, es
el segundo deporte con más españoles, pero también el que más rápido crece.
Entre 2006 y 2018, el número de futbolistas españoles se duplicó. "Aquí
quieren ser los mejores en todo, y ahora una de las cosas que está creciendo es
el fútbol. El dinero que se está invirtiendo en universidades es una locura.
Las instalaciones no las tienes jugando en Segunda B", dice el Toni Soler,
que hace poco ha puesto en marcha junto a su socio David Rueda la empresa
University Soccer, dedicada a llevar a futbolistas españoles a Estados Unidos.
Soler pasó por la cantera de Villarreal y fue internacional
en categorías de formación, pero no llegó al profesionalismo. Jugó en Segunda B
y Tercera y pasados los 20 se fue a la Universidad Adelphi de Nueva York. Allí
terminó psicología y jugó al fútbol. Más tarde se trasladó a la Universidad de
Tampa y el último año ha jugado en el New Mexico United de la USL, el segundo
nivel del fútbol estadounidense. Su empresa no se limita a llevar a futbolistas
a Estados Unidos, sino que ofrece servicios antes y también pretende facilitar
el salto al profesionalismo. "Aquí es más fácil llegar a ser profesional
en el fútbol", dice Soler.
"El fútbol me ha parecido mejor de lo que me esperaba.
Compites contra gente que a lo mejor tiene 22 o 23 años. El juego aquí no es
tan táctico, de tener tanto el balón como en España, es más agresivo y directo.
Ese cambio lo he notado bastante", explica Kaweki, que hasta la temporada
pasada jugaba en el segundo juvenil del Atlético. Empezó a interesarse por la
opción de irse a Estados Unidos en enero de este año y en agosto ya había
empezado el curso. Habitualmente el proceso dura entre uno y dos años. "El
proceso es muy angustiante", reconoce Sofía Rincón. "Lo primero es
qué beca quieres y qué perfil necesitas para poder optar a ella. Yo necesitaba
unas determinadas estadísticas. Las notas también son muy importantes. Y aparte
tienes que superar el SAT y el TOEFL, que es lo último".
"Cuando empezamos, eran malísimos en fútbol (en Estados
Unidos)". Posteriormente ha ido mejorando y cada vez hay más futbolistas
extranjeros que elevan el nivel. Entre ellos los españoles. "Cada vez
tenemos a más jugadores que quieren aprovechar el fútbol para formarse allá.
Antes era impensable trabajar con chavales de los mejores clubes de España y
ahora tenemos un programa con La Liga. Mi sensación es que en dos o tres años
seremos el país que más futbolistas mandamos.
Más mujeres que hombres con becas
A diferencia de lo que sucede con el baloncesto, donde la
mala situación de las competiciones femeninas ha provocado que muchas jugadoras
de primer nivel se hayan ido a Estados Unidos, en el fútbol eso aún no ha
sucedido. Y eso que tienen más opciones que los chicos de conseguir una buena
beca. "En el caso del deporte femenino, lo que cambia es el tema económico
porque hay muchas más becas y de mayor cantidad para chicas que para chicos. El
'Title IX' obliga a todas las universidades a dar el mismo trato al deporte
femenino que al masculino. Y como un equipo de fútbol americano coge 84 becas,
tienen que repartir otras 84 becas en el deporte femenino".
"Un ejemplo: en el tenis masculino hay cuatro becas
para ocho jugadores y en el femenino hay ocho para ocho jugadoras. Un buen
jugador de tenis se va a ir pagando 5.000 o 10.000 euros y una jugadora de nivel medio se va a ir con todo pagado. Pasa lo mismo en golf, atletismo,
natación... El 65% de las chicas con las que hemos trabajado se han ido con
becas completas", continúa.
Cada año, unos 600 deportistas españoles se van a
universidades de Estados Unidos. La mayoría tiene allí su última experiencia
competitiva, pero al menos lo hacen mientras estudian sin que eso les suponga
una carga demasiado pesada. Es una manera de alargar una carrera deportiva que
en España sería más corta. "En el deporte es difícil triunfar. Muchos lo
intentan, pero llegan muy pocos. Qué menos que asegurarse una educación y una
experiencia que luego les va a servir".