Nombre: Saltar la comba
Lugar: Un espacio de 3 metros por 3
Material: Una cuerda para saltar la comba o una cuerda no muy gruesa a la cual le aplicaremos en los extremos un tubo de un diámetro algo mayor que la cuerda y un nudo en los extremos para que este no se salga. Podéis construir un tubo cortando un trozo de plástico fino y rígido de algún envase que tengáis en casa, dándole
forma cuadrada, (10 por 10 cm.), después lo doblamos y hacéis el cilindro a la medida, después pegáis el lado que lo cierra, si veis que la cuerda gira en su interior misión cumplida. Y ahora, a saltar.
Ejecución: Ver descripción a continuación
Ejercicios básicos de comba para coordinación
Hoy os voy a hablar del ejercicio del salto a la comba
(también llamada cuerda o soga), veremos, entre otras cosas, su origen y
múltiples beneficios para las personas, eso sí, deberemos saltar de una manera
adecuada para aprovechar todas sus virtudes y no lesionarnos.
Si nos remontamos al siglo V antes de Cristo (concretamente
en el año 460), vemos como el afamado médico Hipócrates, de origen griego y
considerado para muchos como el padre de la medicina, ya recomendaba la
práctica del salto a la cuerda para el ser humano. Otras fuentes indican que el
origen del salto a la comba lo encontramos en los artesanos de la cuerda del
antiguo Egipto y China, que hacían girar las cuerdas con el fin de recuperar
los ramales sueltos del cáñamo. Esta práctica fue imitada por los niños como
diversión y fueron los marineros quienes se encargaron de darla a conocer en
sus diversos viajes.
Hoy en día vemos como este juego se practica en muchas
ocasiones con fines deportivos y no de recreación, es muy común ver a
boxeadores, tenistas o baloncestistas incluirlos en sus rutinas de
entrenamiento y preparación física. Pero, ¿qué podemos esperar de este simple y
completo ejercicio físico? ¿Por qué debe una persona saltar a la cuerda?
A diferencia de correr o ejercitarse en una máquina
elíptica, al saltar a la cuerda necesitamos una buena coordinación, lo que
mejora nuestra capacidad propioceptiva (sentido que informa al organismo de la
posición de los músculos, por ejemplo, cuando estamos apoyados sobre un pie y
nos balanceamos de manera innata para crear estabilidad), por lo que nos ayuda
a mejorar nuestro esquema corporal, equilibrio y reflejos. Nos ayuda a
desarrollar y fortalecer la masa ósea, debido al impacto óseo- articular.
Se trata de un ejercicio funcional, con una gran implicación
muscular, por lo que resulta muy positivo si buscamos estilizar nuestra figura
y quemar grasas en poco tiempo.
Nos “obliga” a trabajar la velocidad de la musculatura de
las piernas, lo que se transmite en explosividad y potencia. Fortalecemos el
tamaño del corazón, puesto que es un ejercicio aeróbico, al igual que cuando
corremos o practicamos natación. Otro gran beneficio es el gran trabajo a nivel
mental, puesto que el cerebro ha de estar trabajando en coordinación con la
musculatura desde el minuto 1, así que es un buen ejercicio para desarrollar
nuestra mente en aras deportivas.
Saltar a la comba parece una tarea sencilla, no obstante,
con estos consejos lo harás mejor:Cabeza recta y mirada al frente. Torso
erguido y rodillas levemente flexionadas. Codos cerca de las caderas. Utiliza
las muñecas para girar la cuerda y no los brazos. Descálzate los pies siempre
que puedas, apoyando la parte delantera de los mismos contra el suelo, lo que
nos permitirá utilizar el puente del pie como muelle, activando así los
sensores naturales de nuestros pies, minimizando y haciendo eficiente el
impacto óseo – articular.
Hasta que no poseas la técnica adecuada y estés
adaptado al ejercicio, es conveniente tener siempre un pie apoyado en el suelo,
con lo que rítmicamente hablando, si el pie izquierdo es el “1” y el derecho es
el “2”, estaríamos hablando de “1,2”.
Siendo el apoyo 1 más cortó que el 2. Si hacemos varias
series, sería importante ir alternando los apoyos, es decir, que el apoyo “1”
fuera ahora el pie derecho, para no sobrecargar una parte e ir buscando
simetría. Haremos 4 series de 30 segundos en cada ejercicio con un minuto de descanso.
Más adelante, una vez tengamos dominada esta fase del
ejercicio, podemos realizar el ejercicio con los pies juntos, evitando grandes
saltos (minimizando la fase aérea) y apoyando siempre con la parte delantera de
los pies (desde los metatarsos hacia los dedos), para hacer un ejercicio con
poca fase aérea, aprovechando de nuevo el puente de los pies como muelle
natural, y realizando así un salto eficiente que nos permitirá demorar la
actividad un mayor tiempo y así llegar más fácilmente a los objetivos.
A continuación haremos sombras de volea y saque
Estiramos y a la ducha
Mañana, por fin tocaremos bola
Mañana, por fin tocaremos bola