El español habla a corazón abierto de sus intenciones en
esta gira de tierra
Rafael Nadal acepta que las manecillas del reloj apuran su estancia en el ATP Tour. Es ley de vida. El tiempo pasa para todos sin excepción. Eso sí, el español tiene un último deseo en su laureada carrera: poder extender aún más su seña de identidad en el circuito profesional y despedirse con honor en la pista, el territorio donde ha escrito su leyenda.
Uno de esos escenarios, en los que su nombre ha acompañado
al éxito una y otra vez ha sido el Barcelona Open Banc Sabadell, donde ha
levantado la corona en doce ocasiones.
“Creo que he tenido la suerte de escribir una bonita
historia en este torneo. Supongo que vendrán otros y podrán superarla. Yo tengo
la tranquilidad de haberlo dado todo siempre. Soy consciente de que todo tiene
un principio y un final. No es ningún drama. Simplemente es lógico que haya un
poco más de tristeza por seguramente no poder volver a jugar a nivel
profesional en este torneo”, explicó a corazón abierto, tras caer ante Alex de
Miñaur en segunda ronda.
Después de 103 días sin competir cada paso es una incógnita.
Y no era menos en Barcelona, un torneo donde volvió a pisar la tierra batida
681 días más tarde su último partido en la superficie. Una victoria —frente a
Flavio Cobolli— y una derrota —ante De Miñaur— fue el balance de su
participación en el torneo.
“La vida me está marcando el camino de una manera bastante clara. He jugado este torneo como si fuera mi último Godó”, afirmó sin dudar. “Para mí ya ha sido muy bonito poder jugar. Hace una semana pensaba que no sería posible. He jugado dos partidos. A nivel personal, diría que me voy reforzado. Aunque he perdido 6-1 el segundo set de la manera en que lo he perdido, es lo que tenía que pasar hoy. Me voy convencido de que he dado un paso adelante, y veremos lo que pasa”.
Desde que aterrizó en Barcelona el pasado miércoles, puso
toda su dedicación y esfuerzo en poder estar, al menos, en la pista en primera
ronda. “A día de hoy, lo principal no es ganar sino salir sano del torneo, más
que cualquier otra cosa. Esto ha ocurrido”, señaló.
“Evidentemente a veces es difícil jugar cuando sabes que no
vas a poder quizás luchar todo el partido. Dentro de unas semanas, es posible
que sí. Pero hoy, después de todo lo que vengo pasando estos últimos meses no
es el momento para buscar heroicidades. Es momento para ser realista, buscar
las cosas de la manera más prudente y lógicas posible. La realidad es que así
es. Una vez que se pierde el primer set, el partido se acaba”, analizó sobre el
partido ante De Miñaur.
Las palabras de Nadal contienen una cuota de la lógica
decepción por la derrota, prudencia por lo que deparará el futuro más cercano y
cierto optimismo, si su salud lo permite, de cara a las próximas citas del
calendario. La más cercana en el Mutua Madrid Open.
“Tengo que actuar en Madrid en función de cómo me vaya
encontrando. Si consigo acumular en Madrid una semana de entrenamientos con
gente de nivel, si puedo jugar diariamente sets, si mi cuerpo se va habituando
a ese nivel de competición y siento que estoy preparado, pues podré dar un paso
más adelante”, indicó.
“Si mi cuerpo puede ir asumiendo las cargas de manera
progresiva, me tiene que ayudar semana tras semana para ser capaz de intentar
ir exigiéndome más. Ojalá pueda ser así. Pero esta es la realidad. A nivel
lógico sería ir en una progresión, intentar en Madrid dar un paso más. No a
nivel de partidos que esto lo marca la competición. Yo he jugado muy poco. Pero
a nivel de poder luchar por ello, en Madrid un poco más, en Roma un poco más.
En París, pues que sea lo que Dios quiera. Si hay que intentarlo, ahí es el
momento. Pase lo que pase, ahí sí”, confesó sobre su intenciones de futuro.
El camino está marcado. Sólo el destino dirá hasta dónde,
pero si algo queda claro es que Nadal no podrá reprocharse nunca que no intentó
llegar de pie hasta el final.