A BUEN ENTENDEDOR, POCAS PALABRAS BASTAN
Esta entrevista de Fernando Murciego a Jorge Aguirre realizada en noviembre del 2021, bien podría valer y encajar perfectamente en el día de hoy Mayo de 2024 para así poder entender y comprender lo supuestamente ocurrido en la relación profesional entre Jorge y Alejandro.
"ANDATENIS"
¡VEAMOS LA ENTREVISTA!
Entrevistamos a Jorge Aguirre para analizar su temporada 2021. “El circuito nos ha puesto una barrera, pero sabemos dónde nos hemos equivocado”.
POR FERNANDO MURCIEGO, 23 de noviembre de 2021 |
Si me preguntan qué me ha parecido la temporada 2021 de Alejandro Davidovich, diría que ‘rara’. Es complicado hacer un balance cuando los seis primeros meses del año no se parecen en nada a los seis siguientes. En total, un balance de 30-25 donde solamente en siete torneos pudo enlazar más de dos victorias, quizá un mordisco menor del que todos pensamos que daría tras verle en verano a un suspiro del top30. Afortunadamente, con 22 años uno necesita tratar tanto con la victoria como con la derrota, es la única manera de crecer. Esto lo sabe Jorge Aguirre (San Sebastián, 1973), técnico del español, quien atiende a Punto de Break para señalar los motivos de un calendario tan irregular.
¿Con qué sensación acabáis la temporada?
Te engañaría si te dijera que hemos acabado bien, no estamos
contentos. Otra cosa es que intentemos ver el vaso medio lleno y pensar que
todo lo que nos ha pasado este año luego nos servirá en el futuro, para
utilizarlo en 2022, tanto lo bueno como lo malo. En ese sentido, no hay que
perder ni un minuto en quejarse.
Ha sido el clásico año de transición, de asentamiento, de
caer y levantarse.
Se está viendo que hay jugadores que esto no les afecta,
gente que lo tiene muy claro y está programada para seguir escalando sin que la
gestión de esa experiencia empeore. Jugadores que entienden perfectamente la
exigencia del circuito, la aceptan y la llevan a cabo. Luego hay otros a los
que les cuesta un poquito más. Este año la exigencia del circuito nos ha dejado
claro que tenemos que prepararnos un poquito mejor.
Comenzasteis el año #53 y lo acabáis en el puesto #50. ¿El
bloqueo ha sido más mental que tenístico?
A ver, cuando la parte mental no está en equilibrio hacia
donde tienes que ir, afecta al resto de las partes. Es un conjunto, pero la
mentalidad es el motor, donde reside el orden y las pautas para saber hacia
dónde te diriges. Después ya viene el trabajo físico y estratégico para
acompañar. El problema llega cuando te sales del camino y pierdes el rumbo, ahí
es cuando afecta a todas las áreas, cuando se hace más complicado estar bien
con tus herramientas.
Cuando las cosas no salen, ¿no es mejor parar?
Cada caso es diferente. Hay veces que un jugador hace todo
lo que tiene que hacer, sin nada que recriminarse, pero las cosas no salen.
¿Entonces qué haces? Igual necesitas parar. Otras veces, cuando se trata de
encontrar el camino correcto, ahí no hay que parar, vengan resultados o no
vengan. Para nosotros no han venido los resultados en los últimos meses, pero
nunca tuvimos esa necesidad de parar, estábamos más concentrados en volver a
ser competitivos y sentirnos bien en pista.
¿Qué ha fallado en esta última parte del año?
Alex sabe perfectamente por qué se le ha ido torciendo el
año, como también es consciente de las cosas que está haciendo bien ahora para
volver a enderezarlo, lo esté consiguiendo o no. Sabemos dónde nos hemos
equivocado; incluso ahora que las cosas van un poco peor, creo que tenemos las
ideas más claras que cuando iban mejor.
“Sabemos dónde nos hemos equivocado”. ¿Se puede compartir?
Diría que todos los ciclos tienen su principio y su final,
la cuestión es saber detectarlos y saber adaptarse. La manera que ha tenido
Álex de ir subiendo escalones desde hace años tenía una caducidad, por eso este
año el circuito nos ha puesto una barrera y nos ha dicho: ‘O le dais una
vuelta, o de aquí no pasáis’. Más que un error puntual, creo que se trata de un
cambio de ciclo.
Vamos, que para ser top25 hay que cumplir unos requisitos
imprescindibles.
Exactamente. Álex ha hecho muchísimas cosas bien para estar
donde está, esos tirones que ha ido pegando no vienen por casualidad, pero
siempre se movió entre picos altos y caídas, sin demasiada regularidad en su
forma de vivir. Muy pocos jugadores hubieran sido capaces de estar donde está
él a base de tirones, pero el circuito ya nos ha avisado que tenemos que
cambiar cosas si no queremos estancarnos. Este año es un punto de inflexión
donde él puede mirar hacia atrás orgulloso de lo que hemos hecho y, al mismo
tiempo, mirar hacia delante con máxima ambición, con la mente más abierta que
nunca para subir el siguiente escalón.
¿Le ves preparado para ese sacrificio?
Alex está preparado para todo el sacrificio necesario que
tenga que hacer por conseguir su sueño. Diferente es que, en algunas
situaciones de estrés en estos años, no haya sabido gestionar esos momentos y
haya podido dar una sensación de no querer sufrir en exceso. Yo le veo cómo se
está preparando cada día por ser mejor en todo, sabemos que tiene una
personalidad muy especial, pero entre todos vamos a ayudarle a encontrar esa
armonía interna que le permita mostrar todo su potencial. Habrá veces que tenga
que luchar contra sí mismo, pero esto en el futuro le dará una fortaleza que,
aunque ahora no se vea, está ahí dentro. Cuando lo ponga en equilibrio y lo
pueda plasmar en la pista, creo que va a sorprender.
Junio, Roland Garros, cuartos de final. ¿Puede un resultado
así causar un extra de relajación?
Aquello le pasó factura, evidentemente. Sabemos que los
grandes jugadores están por encima de un resultado puntual y siguen peleando
cada semana, pero eso pasa cuando vienes construyéndote de una manera
estructurada, cuando te has preparado para cosas así. Entonces, cuando llega
ese momento, lo aceptas y lo gestionas en 48 horas… pero el camino no se para
ahí, quieres más. Cuando la forma de subir es un poco más desestructurada, con
resultados llamativos previos a estar preparado emocionalmente, luego pagas el
precio de tu nivel.
Pero él ya ganó Wimbledon Junior, ya sabe lo que es pasar
por eso.
Ese año, en el mes de febrero, me reuní con su familia y les
dije: ‘Me preocupa mucho año que este año ganemos un Grand Slam… porque lo
podemos ganar’. Lo que pasa después de ganar un Grand Slam no lo iba a saber
gestionar, y así fue, ganó Wimbledon y no pudo competir en seis meses. A nivel
tenístico estaba preparado, pero a nivel emocional todavía no.
¿En París tampoco lo estaba?
Estaba preparado para ganar a los que ganó, tampoco fue algo
extraordinario. Lo que pasa es que hacer cuartos de final de Grand Slam es un
logro increíble, a él le puso #14 en la Race y #32 del mundo, hay que saberlo
llevar. Es más complejo de lo que parece, se necesita una mente privilegiada
para gestionar todo en dos días y luego hacer como si no pasara nada.
¿De qué manera han afectado las derrotas a vuestra relación?
Lo hemos llevado como hemos podido, le hemos ayudado y nos
hemos peleado (risas). Lo bonito es que nosotros confiamos todos en él y él en
todos, vamos a ayudarle a reencontrar el camino correcto para que nos siga
regalando grandes tardes de tenis.
Conocemos al Davidovich alegre, risueño y bromista. ¿Cambia
su carácter cuando no salen las cosas?
Ha mejorado mucho en ese sentido, sin duda. Pero fíjate,
tuvimos muchas más peleas en el primer semestre del año que en el segundo. Alex
reacciona todavía a impulsos y, en esos primeros seis meses donde nos fue muy
bien en pista, pasaron cosas que yo detectaba que nos podían llevar al error.
Fui muy exigente con él y su respuesta fue inmediata, pero yo sabía que eso nos
iba a costar un extra de tensión. En el segundo trimestre hemos tenido una
relación más de apoyo y de trabajo en equipo para intentar no irnos hacia
abajo, ahí es donde las discusiones ya no tienen sentido, solo hay tiempo para
salir a flote y reconducir la situación.
A veces una buena discusión también ayuda.
Alex dará el salto cuando, en la racha buena, esté más
tranquilo y sea todo más organizado, sin necesidad del conflicto para provocar
esa racha positiva. Ahora estamos trabajando con tranquilidad, con un perfil
más bajo, seguro que cuando vuelva la racha buena sabrá valorarla y no querrá
salirse tan rápido de ella.
¿Qué parte de la temporada os ha enseñado más?
Las dos. Una nos ha enseñado que tenemos el nivel y tenemos
el respeto de los mejores para enfrentarnos a ellos; la otra nos ha mostrado
que, en cuanto te desvías del camino, ganar cualquier partido es muy caro. Se
pueden sacar conclusiones muy bonitas de las dos partes del año, si además las
combinamos creo que extraemos a un Davidovich mucho más íntegro para competir
en 2022.
El premio de estar en los Juegos Olímpicos fue totalmente
merecido, ¿Cuánto duele no estar en el equipo de Copa Davis?
Hemos vivido todo el año convencidos de que Alex se había
ganado una plaza en la Copa Davis por méritos propios, pero si me lo preguntas
ahora… yo tampoco lo hubiese llevado. Alex es una persona que necesita verse
con confianza y sentir que los de fuera tienen confianza en él, hubiera sido
muy duro ir en un momento donde sabía que no iba a jugar, porque no ha tenido
la solvencia estos meses para sentar a Roberto, Carlos o Pablo. Tiene el
derecho a que, el día que le llamen, sea porque estén convencidos de que es una
baza fundamental para el equipo.
¿Hay ganas de empezar la pretemporada?
Ahora mismo estamos en unos días de desconexión, de reseteo,
de ver cómo encaramos todo a partir del 1 de diciembre. Es momento de reflexión
y saber cómo trazar el camino para el próximo año.