Son las 11 de la mañana y el club lleva abierto hace
ya dos horas, concentra la alegría e ilusión de muchos jóvenes que día tras día
salen a algunas de las pistas de tenis para dejarlo todo. Son los mismos
que persiguen el sueño de convertirse en deportistas profesionales. Un sueño
que muy pocos cumplirán.
El día es ideal para jugar al tenis: hay sol pero no hace calor y la brisa es tan suave que no llega a perturbar a los jugadores. En la pista número tres hay un joven con gran juego, según se rumorea en las mesas de café y se deduce por los golpes. Con sólo 15 años, este chico ha jugado incontables torneos inter-clubes y aspira a convertirse en profesional en un futuro no muy lejano. Del otro lado de la red está su entrenador, que tiene apenas 18 años pero mucho para transmitirle, ya que compitió en el máximo nivel desde los 11 hasta los 17 años y llegó a estar entre los mejores 50 de su país, antes de dejar las pistas en 2018
Hacia la una de la tarde, nuestro protagonista termina con sus clases
matutinas como profesor y entrenador disponiéndose a continuación a sentarse en la mesa del restaurante del club para comer. Él es muy conocido en el club
porque entrena y defiende los colores de su club desde pequeño. Cada cinco
minutos alguien lo saluda por su apodo. “Dejé el tenis porque no
soportaba más la presión. Ya no disfrutaba competir, sufría los partidos… El
tenis de máxima competición no es para mi, afirma.
A esa presión se sumaron las dificultades para conseguir el
dinero para solventar las giras: “Iba a los torneos como podía, mi padre me
acompañaba para no tener gastos en otros profesores y lo único que pagaba era
el hospedaje y la comida, que era también lo que me permitía competir” “La federación de mi país brinda algunas becas a los jóvenes, pero son limitadas y
sólo las obtienen los mejores. Para el resto es muy difícil sostenerse por
motivos económicos, sobre todo en el contexto actual”.
El costo anual promedio para jugar al tenis profesional ronda los 40.000 euros anuales, aunque la cifra varía según la procedencia de los deportistas. En ese promedio se incluyen vuelos, alojamiento, comida, ropa y equipamiento, pero no se consideran otro montos importantes como los sueldos del “coach”, del preparador físico y del mental coach.
En cuanto a la distribución de los ingresos, la Federación
Internacional de Tenis (ITF, por sus siglas en inglés) realizó una
investigación en 2013 en la que detalló que 8.874 jugadores participaron en los
torneos del tour profesional masculino, pero 3.896 no ganaron ningún premio
monetario, es decir, el 43 por ciento de los jugadores. "Insostenible".
En el mismo sentido, durante ese año el circuito ATP
repartió un total de 162 millones de euros un promedio de 32.638 euros por
jugador. Pero también sucede que sólo el uno por ciento (los integrantes del
Top 50) obtuvo el 60 por ciento de ese total (97,5 millones), dejando 65
millones para el resto, un número insuficiente para que cada uno pueda cubrir
sus gastos.
Pero ni la presión ni el dinero son los únicos motivos por los cuales los jóvenes pueden abandonar el deporte: dejar el colegio o hacerlo online, mudarse y alejarse de la familia y las salidas con amigos para entrenar son problemas que la mayoría de los que aspiran a llegar a ser “pro”, como se le dice en la jerga tenística, debe enfrentar. “Dejar a tu familia para venir a entrenar y a competir en España es realmente muy difícil, tiene que ser tu sueño, si no, no hay forma”
Ya afuera del club, el joven entrenador reflexiona: “Para jugar al tenis tenéis que tener dinero o conseguir y mantener un sponsor, ser fuerte mentalmente, tener mucha predisposición, estar preparado para alejarte durante semanas de tu familia y amigos, y principalmente, rodearte de un buen equipo que te sepa acompañar en tu desarrollo”. Y es cierto, porque sin algunas de estas condiciones resultaría imposible llevar a cabo una carrera profesional. Por eso es tan difícil y tan distinto a otros deportes.
"Pero en mi país somos muy luchadores". Mientras nuestro protagonista se
despide, decenas de chicos mantienen la esperanza de llegar a ser alguien en el
tenis: corren, se esfuerzan y luchan con cada pelota que sale despedida de sus raquetas.
Más allá de todas las adversidades, alguno de esos jóvenes llegará a lo más
alto. Como ha ocurrido siempre.