En un deporte tan clásico como el tenis, las normas son como
las tradiciones: tan antiguas que parece complicado plantearse un cambio. En
este sentido, las Next Gen ATP Finals de Milán, un torneo instaurado por ATP en
2017 para reunir a los ocho mejores jugadores sub-21 al cierre de la temporada,
sirve como campo de pruebas para experimentar a lo grande. Pensando en el tenis
del futuro, con actualizaciones de reglamento como nunca antes se ha visto.
En 2018, de hecho, han comenzado a instaurarse algunas de
las pruebas ya iniciadas un año atrás en la capital italiana. Y los ejemplos
son bien claros. El reloj en pista, una medida orientada a controlar el tiempo
tomado por los jugadores entre punto y punto, ya es una imagen aceptada en los
cuadros finales del Grand Slam, los eventos de mayor prestigio en la
disciplina. Que los cambios pueden terminar llegando parece claro. Que los
debates en torno a ellos están más que abiertos también parece ser el caso.
Las normas del Next Gen ATP Finals.
En un evento donde los sets se compiten al mejor de cuatro
juegos, quizá la medida más agresiva respecto del formato tradicional del
tenis, hay multitud de modificaciones que siguen presentes por segundo año
consecutivo. No existen jueces de línea, sino una revisión electrónica en vivo
de los puntos mediante el 'ojo de halcón'. La competición se desarrolla sin
ventajas, acortando notablemente los juegos, y el 'let' no está permitido,
demostrando que cualquier medida de ahorro de tiempo, por ínfimo que sea, es
susceptible de ser incorporada.
Además, únicamente se permite una consulta médica de tres
minutos por encuentro, en lugar de la consulta médica por cada dolencia
distinta, como suele ser habitual. Un ahorro de tiempo que, en caso de lesiones
genuinas, atenta contra la salud de los deportistas. Junto a ello sigue la
incorporación del 'coaching', una novedad absoluta en el circuito masculino,
aunque demandada desde hace tiempo por algunos sectores, y la libertad de
movimiento en la grada, un golpe a la concentración de deportistas
acostumbrados a la quietud absoluta.
Toda una revolución de detalles buscando la atención de una
nueva generación de espectadores, nativos en un mundo cada vez más enfocado a
la inmediatez. Aunque las grandes batallas sean las que permanecen en la retina
de los amantes del deporte, el tenis parece dispuesto a quebrar su propio
tejado.
Ahora, y remando en esa dirección también en la edición de
2018, se incorporan nuevos modos de reformular la competición.
Los recogepelotas no entregan toalla
Uno de los debates más recurrentes tiene que ver con la
utilización de las toallas en el fondo de pista. Mejor dicho, con el hecho de
que los recogepelotas estén al servicio de los jugadores para entregarles este
elemento en el momento en que así lo requieran. Oportunidad para estar al lado
de unas figuras que admiran o un ejemplo de servilismo innecesario, lo cierto
es que en la edición 2018 de las Next Gen ATP Finals la inclusión de un
toallero en la parte posterior de la cancha eliminará esta tesitura. No se
producirán escenas en las que un atleta demanda y hace entrega de un trapo
empapado a un tercero cuantas veces quiera.
La innovación llega en un momento de máximo auge de este
debate, poco después de que una reacción del español Fernando Verdasco, con
gesto tenso en mitad de un encuentro, desatara innumerables comentarios de
condena a través de las redes sociales. Con el nervio propio de una competición
y las pulsaciones disparadas, el madrileño ha justificado 'a posteriori' la
forma de la reacción, haciendo entender que en el fondo este tipo de gestos
nunca llevan aparejado un significado agresivo.
En numerosas ocasiones, además, se ha criticado el excesivo
uso de este elemento en los encuentros, tachando el gesto como un hábito más
que una necesidad real del deportista. Ahora, y al tener que acudir
expresamente hasta la pared sin que nadie les acerque la toalla, puede que haya
un cambio de actitud. Sin implantación acordada en el circuito profesional,
pero siendo una de las reformas normativas menos agresivas, quizá se pueda llevar
a cabo en un futuro.
Revisión en vídeo: el VAR del tenis
En el tenis, el arbitraje del juez de silla suele pasar
bastante desapercibido. En comparación con otros deportes, su participación en
la dinámica del juego viene a ser relativamente escasa. Sin embargo, y gracias
a la última innovación propuesta en el circuito, este rol puede ganar cierto
protagonismo. Las Next Gen Finals de Milán introducen como novedad en 2018 la
revisión de vídeo para cierto tipo de situaciones (dobles botes, toques en la
red…). Va más allá de las reclamaciones para comprobar si el bote de la pelota
entró o no en pista, introduciendo una capa tecnológica en una gama cada vez
mayor de puntos
Meses después de que el Mundial de fútbol introdujera el VAR
para resolver situaciones de duda, con una aceptación generalizada y con su
posterior incorporación a competiciones de máximo prestigio mundial, el tenis
no quiere quedarse atrás en cuanto a la revisión de vídeo se refiere. Cuando un
jugador requiera de este servicio deberá solicitarlo al juez de silla, que
activará en su tableta una repetición —también visible al público a través de
las pantallas gigantes— para dirimir la decisión a tomar en ese momento.
¿Un avance hacia la justicia en el deporte o una herida en
la esencia de la competición? El debate siempre está abierto con ambos polos
como extremos, pero la incorporación de este sistema en un deporte que ya
emplea de manera naturalizada el 'ojo de halcón' en gran parte de los torneos
hace pensar en una introducción no muy lejana en el tiempo.
Calentamiento de cuatro minutos
En un afán por convertir el deporte en un bien consumible
para el gran público, la aceleración de los partidos parece no entender de
límites. El clásico calentamiento de los jugadores, una fase fundamental para
preparar el cuerpo de cara a la competición, ha pasado de los clásicos cinco
minutos a un exiguo período de cuatro. Un descenso
Cualquier momento del partido es susceptible de recibir un
bocado en pos de ofrecer a las televisiones y los aficionados un producto
dinámico, veloz, sencillo de consumir. Los jugadores tendrán cuatro minutos
para calentar desde el momento en que el segundo tenista hace su ingreso en
pista. Es decir, mientras dejan sus accesorios en el banquillo, se despojan de
las prendas previas al encuentro y saltan a cancha, el margen será justo para
la entrada en calor.
Con un impacto menor para el espectador, es una
circunstancia que deber ser estudiada por los preparadores en la fase previa al
encuentro. ¿Es lo más razonable acortar el calentamiento en pista antes de
poner el cuerpo al límite de sus fuerzas? ¿Se sacrifica la rutina del jugador
en virtud de un espectáculo con mayor ritmo? Por el momento la implantación en
la temporada regular del circuito profesional no está contemplada.
¿Estamos asistiendo a una revolución a fuego lento en el
tenis? Solo el tiempo lo dirá.