Conoce los principales factores que entran en juego a la
hora de practicar tenis en condiciones húmedas y adáptate cuando disputes un
partido con lluvia.
En España, casi todas las pistas de tenis son al aire libre
debido al clima tan benigno del que gozamos en líneas generales. Esto no
significa que haya épocas con mayor pluviosidad y tengamos que hacer frente a
este pequeño contratiempo si queremos seguir disfrutando de nuestro deporte
favorito.
Seguramente, alguna vez habrás quedado con un amigo para ir a echar unas bolas con el cielo encapotado, puesto que el parte meteorológico dejaba lugar a dudas. Nos asomamos a la ventana de casa y la cosa no pinta demasiado bien, pero la aplicación de nuestro smartphone dice que sólo hay un 30% de probabilidad de lluvia en la franja horaria en la que hemos concertado el encuentro deportivo. Llegas a la pista y empieza a chispear. Para ese tipo de situaciones, vamos a ver a continuación algunos consejos con el objetivo de que puedas estirar al máximo tu tiempo en pista y puedas disfrutar de ese rato tenístico pasado por agua:
Dependiendo de la pista, el agua te afectará más o menos. Si juegas sobre tierra batida y la lluvia es suave, probablemente puedas aguantar un buen rato sin demasiados contratiempos. Por el contrario, si la pista es rápida o de hierba, debes andarte con mucho ojo, ya que la superficie será cada vez más resbaladiza; en el caso de las pistas rápidas, tendrás que tener mucho cuidado sobre todo con las líneas, que será la parte de la cancha que antes resbalará.
Asegúrate de que las suelas de tus zapatillas están en buenas
condiciones y se adaptan bien a la superficie. Si ya en condiciones normales es
importante que tu calzado sea el adecuado, cuando las condiciones de adherencia
se reducen la importancia es aún mayor.
Trata de que las bolas no boten en zonas encharcadas. El
fieltro de las pelotas de tenis es bastante absorbente, por lo que si se
empapan demasiado las condiciones de juego empeorarán sobremanera. Una bola
completamente saturada de agua pesa mucho, por lo que un mal impacto no sólo
podría deteriorar tus cuerdas de manera excesiva, sino que también podría
provocarte molestias físicas en tu brazo. Es muy recomendable llevar algún tubo
extra de bolas, porque posiblemente vayas a necesitarlo.
Acorta la preparación de tus golpes. Las bolas húmedas son
más pesadas y botan menos, por lo que tu margen de reacción es menor. Busca la
manera de acortar el recorrido de tus golpes para reducir las probabilidades de
cometer un error.
Flexiona las rodillas. Como antes hemos recalcado, una bola
mojada no va a botar apenas. De esta manera, vas a tener que concienciarte
especialmente de flexionar tus rodillas para poder entrarle bien a la bola por
abajo y que tus golpes consigan superar con éxito la red.
Acorta los puntos. Dado que la situación en pista se vuelve
muy incierta, con una superficie resbaladiza y con unas bolas que no estamos
acostumbrados a golpear, es una buena idea buscar la red y tratar de cerrar el
punto con la mayor brevedad posible si no te encuentras cómodo desde atrás.
Evita el saque liftado. Cuando pegamos un saque con mucho
kick, el objetivo es que la pelota bote alto e incomode al rival. Con la pista
y las bolas húmedas, esa ventaja del saque liftado se diluye, porque la pelota
no va a coger la suficiente altura como para molestar al contrincante. Por eso,
prueba con el servicio plano o cortado en estas condiciones.