Davidovich remontó dos mangas por primera vez en su carrera
Alejandro Davidovich Fokina ha dejado una huella imborrable
en el Abierto de Australia.
El malagueño remontó este miércoles dos mangas por primera
vez en su carrera, volteando con una fe eterna a Felix Auger-Aliassime 6-7(7),
6-7(5), 6-4, 6-1, 6-3 en cuatro horas y 51 minutos el partido más largo en esta
edición del torneo. Ante una pared nunca antes escalada, Davidovich exhibió el
pundonor que le ha convertido en uno de los talentos más admirados del ATP
Tour. Su juego eléctrico, capaz de competir por cualquier pelota, le llevó a
firmar un capítulo memorable en Melbourne Park.
“Ha sido un partido donde ambos hemos dado un alto nivel”,
aseguró Davidovich, que remó hasta culminar una victoria improbable pasada la
una de la madrugada. “Seguramente sea uno de los partidos que más satisfacción
me ha dado. Nunca había conseguido ganar después de perder los dos sets. La
fortaleza que saco después de este partido es bastante alta. Me da muchísima
confianza, ganar de seguir luchando y estar ahí siempre. Si no me rindo, sé que
cualquier cosa puede pasar”.
Ese espíritu indomable ha sido una constante para el andaluz en este Abierto de Australia, donde ha tenido que gestionar situaciones fuera de su control desde la primera pelota. Davidovich ha atravesado dos partidos trastocados por el escenario que se encontró en el club: la lluvia hizo a que su primer partido cambiara de día, y el jolgorio de la afición forzó que su segundo duelo cambiase de pista, algo inaudito en un torneo de Grand Slam.
“Estaba jugando [Arthur] Cazaux en la pista de al lado.
Nosotros teníamos la grada justo a la izquierda y estaban armando mucho ruido.
¡Era imposible jugar!”, reconoció Davidovich, que acordó con Auger-Aliassime el
traslado de la Pista 8 a la Pista 7 para reanudar el encuentro. “En cada punto
que ellos jugaban escuchábamos los ánimos, pero nosotros estábamos en pleno
punto cuando nos distraía el ruido. Ambos hemos decidido cambiar de pista
porque era imposible jugar centrado”.
Tras esa mudanza improvisada, Davidovich tuvo que atravesar
un vía crucis eterno para hacerse con la victoria. Al otro lado de la red
encontró un Auger-Aliassime en estado de gracia, coronado campeón en Adelaida
en la gira preliminar y con una seguridad notable para acariciar la pelota en
cada subida a la media pista. El canadiense, que le había derrotado tres años
atrás en el torneo con cuatro tiebreaks, no pudo sostener el muro levantado con
los dos primeros desempates. Una buena prueba de la mentalidad afianzada por el
español.
“Han sido casi cinco horas de partido”, explicó el español,
que atendió a la prensa sin llegar a sentarse para evitar las rampas. “Mañana
el descanso me va a venir bien, también el tiempo que pase con el fisio para
tratarme. Seguramente esté a mi 100%. Me he preparado para estos partidos. Creo
que se ha visto porque no ha habido ningún amago de calambres en ningún
momento”.
Ahora, con la seguridad de estar dibujando el mejor Abierto
de Australia en su carrera, Davidovich afrontará un choque ante un jugador en
plenitud física. El #NextGenATP Jakub Mensik, disparado tras apartar al sexto
favorito Casper Ruud (6-2, 3-6, 6-1, 6-4) será la prueba de fuego para
demostrar la resistencia de Davidovich: si está hecho para encuentros duros, no
encontrará un mayor escenario en el calendario.