Málaga, 7 de noviembre de 2025
Por Jorge Mir Mayor
Sinner ha ganado su último torneo, mientras que Carlos ha
perdido en primera ronda.
Esa diferencia marca dos caminos opuestos en el tiempo que
separa un torneo del siguiente.
Para Sinner, ese periodo es entre comillas “plácido”: puede
ajustar detalles técnicos, físicos o tácticos desde la calma, con la confianza
que da la victoria. Entrena con serenidad y disfruta del trabajo.
Para Carlos, en cambio, el tiempo se vuelve corto y
exigente. Tras perder, aparece la necesidad de corregir, de entender qué falló
y el siguiente torneo parece llegar demasiado pronto.
Ese “miedo” de volver sin las mejores sensaciones pesa y su
preparación se llena de urgencia.
Mientras Sinner llega al siguiente torneo con paz y
determinación, Carlos lo afronta con ganas de mejorar, de reencontrarse, de
volver a sentirse competitivo.
Ganar un torneo no solo da felicidad momentánea: da tiempo
de calidad.
Permite trabajar con seguridad, sin miedo, con la confianza
que deja haber superado momentos difíciles.
En cambio, la derrota encoge el tiempo y multiplica las
dudas: lo técnico, lo físico, lo mental… todo pasa a revisión.
Por eso, para Sinner y para Carlos, el tiempo entre torneos
es muy importante.
La victoria le da a uno serenidad; la derrota le exige al
otro reflexión.
Ambos viven la misma carrera desde lugares distintos en cada
torneo, pero con un mismo objetivo: seguir creciendo.
Porque en el tenis, como en la vida, el verdadero premio no
siempre es el trofeo, sino el tiempo que ganas para seguir avanzando.
Saludos. Jorge Mir

