Diego Chavez |
Club de Tenis La Paz |
Agradecimientos de Diego Chavez
Orgulloso de poder formar parte del equipo Copa Davis Bolivia.
Un sueño que lo venía buscando desde hacía mucho tiempo, representar a mi país en un acontecimiento mundial. Que bonito es este deporte! Constancia, sacrificio y disciplina te ragalan estos momentos.
Los esperamos los días 3 y 4 de febrero en el club de tenis La Paz
La historia
de Diego Chávez es similar a la de muchos jóvenes latinoamericanos que
conocieron la emigración siendo niños. Unos se iban de sus países, otros veían
partir a sus padres. Y otros tantos, como él, experimentaron las dos caras del
proceso: despedir a quienes se iban y marcharse un tiempo después al destino
elegido por los primeros. Así fue el comienzo del siglo XXI para miles de
familias en América Latina, desde Ecuador y Colombia hasta Argentina y Bolivia,
el país donde él nació.
Lo que
diferencia a Diego de muchos otros chavales que llegaron al País Vasco en esos
años es su talento deportivo y la constancia que ha tenido para entrenar hasta
convertirse en un tenista profesional. A día de hoy, este joven boliviano es el
campeón de Euskadi absoluto, ha ingresado en el ranking ATP y jugara la Copa Davis, formando parte del equipo de
Bolivia. «Mi meta es mejorar cada día y ver hasta dónde puedo llegar», dice con
una solvencia que camufla sus 21 años de edad.
Y es que, a
pesar de su juventud, Diego es todo un ‘veterano’. El deporte lo cautivó desde
la cuna. «Empecé a practicar tenis cuando tenía cuatro años, en Bolivia, pero
iba a los partidos desde mucho antes. Mi padre era entrenador y mi madre iba a
ver los partidos cuando estaba embarazada, así que desde entonces estoy ligado
a este mundo», relata con simpatía. «Recuerdo que cuando mi padre iba a dar
clases yo iba pegadito a él. Me encantaba acompañarlo. El tenis siempre ha sido
algo imprescindible en mi vida», agrega.
En 2003,
cuando él tenía ocho años, su madre emigró a Euskadi. La decisión, aunque muy
dura, no era algo excepcional en ese tiempo. Por el contrario, era tendencia.
La madre de Diego fue una de las 15.485 mujeres bolivianas que, según los datos
del INE, cruzaron el Atlántico ese año. Buscaban expandir los horizontes, las
perspectivas de sus familias. «Ella vino a trabajar y, por suerte, le fue muy
bien. Yo me quedé en Bolivia con mi padre, mi abuela y mis hermanos, hasta que
mi madre pudo traernos a todos». Para entonces, habían pasado tres años.
Diego llegó
al País Vasco en 2006 y lo recuerda como «un cambio bastante brutal». Muchas
cosas se alteraron. «Dejé a mis amigos de la infancia, la escuela de siempre,
lo que conocía. Y me encontré con un idioma totalmente nuevo. En el colegio,
las lecciones se daban en euskera, así que tuve que aprender a toda velocidad,
con clases de refuerzo, para poder manejarme y entender lo que me decían». No
le faltaron desafíos durante el primer año, que dedicó a su adaptación. «Estuve
un año sin jugar al tenis, hasta que me fui acomodando. Entonces, sí, volví a
entrenar»
Empezó en
Barakaldo y poco después se pasó al Club de Tenis Fadura, donde sigue hoy. Pero
también aquello le planteó nuevos retos. «Yo estaba acostumbrado a jugar en
tierra batida y en altura», observa. Cochabamba, su ciudad, está a 2.500 metros
sobre el nivel del mar. «Aquí tuve que aprender a jugar en pista dura y a
comprender el sistema de entrenamiento, que también era distinto. Por suerte,
me hice muy amigo de mi entrenador y poco a poco fui mejorando».
Diego es
cauto y se plantea objetivos realistas, aunque no por ello poco ambiciosos. «De
aquí a dos años me gustaría estar entre los 500 mejores del mundo. Sé que no es
fácil, pero también creo que con dedicación y sacrificio se pueden hacer muchas
cosas. Puedes tener aptitudes o talento, pero la disciplina y el esfuerzo es lo
que marca la diferencia», opina el joven tenista, que tiene como referencia
deportiva a Rafa Nadal. «Siempre me ha gustado por su carácter, por la
capacidad para luchar cada punto y por la fortaleza mental. También me gusta
Andy Murray; un atleta. Pero Nadal es impresionante».
Cuando le
preguntan por su mejor partido, Diego responde sin dudar. «Fue hace dos años,
cuando conseguí mi primer punto ATP. El partido duró cuatro horas, se definió
en el tercer set. Iba 5 a 1, abajo, y conseguí remontar. Gané en el tie break y
me metí en el ranking ATP. Fue increíble», recuerda. Momentos así ponen en
valor el sacrificio de sus padres, que muchas veces lo acompañan y alientan en
los partidos. «Cuando juego fuera de España, viajo solo y me apaño como puedo
para controlar un poco los gastos. Cuando juego aquí, sí, mi familia y mis
amigos están presentes. Ese apoyo suma mucho y se agradece».
Actualmente Diego reside en Fuengiróla y entrena en la academia Just Tennis by Jorge Aguirre, Marbella y ha sido elegido para representar a su país Bolivia en La Ronda - Grupo II - Zona Americana de La Copa Davis, Bolivia VS Perú
Luis Diego junto a sus técnicos, Alejandro Davidovich, (campeón Junior en Wimbledon 2018) y compañeros de entreno de Just Tennis by Jorge Aguirre Academy, Marbella |