Padres y familiares llevan a los niños a las canchas como figuritas pasivas y poco a poco ellos sienten la necesidad de participar activamente. Comienzan a soñar entonces con ser buenos jugadores, este noble sentimiento los hace someterse con gusto a una practica sistemática y orientada en funcione del aprendizaje del deporte.
Cuando los niños muestran sus primeros progresos, no faltara
un papa orgulloso que exprese “… este hijo mió es un talento, tendré en la
familia a otro Nadal…” o una abuelita refiriéndose a su nieta que diga “… que
inteligente es, que rápido aprende, ya tenemos en casa a una campeona…”, otros
argumentaran, …“profe yo no se mucho de Tenis, pero usted debería cambiarle el
revés a mi hija…”, un padre decepcionado diría: “…juega bien, pero no gana, no
llegara a nada…”. Otra madre al despedir a su hija que sale a torneos
acompañada del profesor y otros jugadores le exprese: “… sabes que no puedes
perder con nadie, tu eres la mejor, tienes que darme ese gusto…”.
Los comentarios anteriores extraídos de la realidad evalúan
la actuación deportiva, resaltando la individualidad en forma desmedida, a
veces despojan al jugador de la
confianza en si mismo, se inmiscuyen en la preparación o hacen que el jugador
sobrevalore sus posibilidades lo que puede resultar una profunda decepción.
El mundo actual es eminentemente competitivo, y mas el Tenis
como deporte individual lo es en grado sumo, pero para llegar a la cima hay que
andar firme.
A veces la familia con la “sana” intención que los hijos
alcancen lo que ellos mismos quisieron y no lograron, los convocan desde
pequeñitos al triunfo, a la búsqueda de la excelencia y no permitirse ni el mas
minino fracaso. Cuantas veces después de
un 6-0, 6-1 en un partido, un padre le pregunta a su hijo ¿ Por que permitiste
que te ganaran un juego?, podías haberle dejado a cero.
De esta manera comienza a inculcarse en el niño la pasión
por la excelencia, por el éxito, que tan buenos resultados puede dar, pero al
mismo tiempo puede generar algunos contratiempos.
Si ante cada fallo de nuestro hijo(a) en la pista nos
“molestamos, lo reprochamos, lo estamos enseñando a no tolerar sus errores, si
por el contrario lo estimulamos a que continúe intentándolo, lo animamos y
reconocemos su esfuerzo, estaremos favoreciendo el desarrollo de la confianza
en si mismo.
El hijo/a tenista, para su desarrollo evolutivo como
Personalidad y como jugador, necesita percibir actitudes comprensivas,
respetuosas, tolerantes y estimulantes por parte de sus padres como partes de
su red de apoyo social.
La situación puede resultar mas compleja cuando existe más
de un hijo que juega tenis, es importante evitar hacer comparaciones entre
hermanos, y nunca hacer referencia de cual es el mejor.
Para incidir positivamente en el desarrollo de la personalidad de los hijos/as en general y en el desarrollo tenístico en
particular, los padres, al evaluar el desempeño de sus hijos/as deben destacar
los factores que hacen posible una actuación digna de tenerse en cuenta: la
disciplina, la dedicación, el esfuerzo, la atención a los profesores, la
calidad de la preparación, la constancia, el haber aprendido a concentrarse y
auto controlarse en la pista, todo esto durante un largo periodo.
Si los padres actúan, aplicando estos consejos, los niños y
jóvenes irán conociéndose a si mismos que es el primer paso para lograr mejores
resultados.
Los tenistas infantiles y juveniles comparan su actuación y
resultados con las de otros jugadores, logran de esta manera una determinada
auto proporción entre sus compañeros y rivales y forman una actitud hacia la
importancia del resultado.
De estas comparaciones y de la valoración de los damas,
incluyendo la que hacen los padres, que en muchos casos es la de mas valor para
ellos, el jugador crea “ un nivel de expectativas” para sus futuros compromisos
competitivos.
Según la experiencia de psicólogos deportivos, en el
psico diagnostico inicial a jugadores
infantiles y juveniles de diferentes países, conocemos que el mayor
porcentaje de metas, objetivos y aspiraciones que poseen están relacionadas con
resultados generales o específicos en torneos, proyectados a largo plazo y al
mas alto nivel. Por ejemplo: “Mejorar mi ranking”, “ Ser jugador Copa Davis por
mi país”, “Jugar como Federer”, “Jugar en Grand Slam”, “ Ser la No 1 del
mundo”….. Todas estas metas expresan “Expectativas de éxito”.
En menor porcentaje poseen metas que se centran en aquellos
componentes de la preparación
física, técnica., táctica
y mental, que necesitan
formar, desarrollar y perfeccionar para mejorar el nivel de
juego. Por ejemplo: “ Mejorar los desplazamientos laterales”, “ Atacar pelotas
cortas”, “ Tener entre 60 y 65 % de
efectividad del 1er servicio”, “ Aprovechar los 20 segundos entre puntos para
prepararme para jugar el próximo”, “ Ser un jugador/a positiva en todo
momento”.
Estas metas expresan “Expectativas de Eficacia”, las que no
se contraponen a los resultados, sino que los hacen posible y generan menos
angustian que el pensar en “Ganar o Perder”. Estas deben ser específicas,
realistas y controlables.
Muchos jugadores jóvenes tienden a confundir lo que son con
lo que pueden llegar a ser, a veces alentados por sus propios padres. En
ocasiones es tan elevado el deseo de un resultado que le resta objetividad a la
orientación hacia los factores que
dependen de su disciplina, esfuerzo, constancia, dedicación, y actitudes en la
cancha que son controlables y dependen del jugador.
La familia tiene una importante participación en las
diferentes etapas del desarrollo del jugador (a), desde la iniciación hasta la terminación del deporte activo.
Por esto, constituye, para el psicólogo especialista en
deporte, una acción importante, el hecho de elaborar un programa que contribuya
a entrenar y preparar a los padres para
cumplir adecuadamente su rol en el proceso de preparación como jugador de tenis
competitivo de su hijo/a, aquí se deben involucrar los directivos y
entrenadores, quienes como parte del equipo multidisciplinario deberán lograr
involucrar a los padres y comprometerlos a cooperar, pero no interferir en
aquellas decisiones y responsabilidades que solo corresponde a los
especialistas responsables de cada uno de los aspectos de la preparación
tenística.