domingo, 28 de octubre de 2018

Generalmente son los padres quienes encienden en sus hijos la llama del tenis, pero cuidado no los vayan a quemar.



Padres y familiares llevan a los niños a las canchas como figuritas pasivas y poco a poco ellos sienten la necesidad de participar activamente. Comienzan a soñar entonces con ser buenos jugadores, este noble sentimiento los hace someterse con gusto a una practica sistemática y orientada en funcione del aprendizaje del deporte.

Cuando los niños muestran sus primeros progresos, no faltara un papa orgulloso que exprese “… este hijo mió es un talento, tendré en la familia a otro Nadal…” o una abuelita refiriéndose a su nieta que diga “… que inteligente es, que rápido aprende, ya tenemos en casa a una campeona…”, otros argumentaran, …“profe yo no se mucho de Tenis, pero usted debería cambiarle el revés a mi hija…”, un padre decepcionado diría: “…juega bien, pero no gana, no llegara a nada…”. Otra madre al despedir a su hija que sale a torneos acompañada del profesor y otros jugadores le exprese: “… sabes que no puedes perder con nadie, tu eres la mejor, tienes que darme ese gusto…”.

Los comentarios anteriores extraídos de la realidad evalúan la actuación deportiva, resaltando la individualidad en forma desmedida, a veces  despojan al jugador de la confianza en si mismo, se inmiscuyen en la preparación o hacen que el jugador sobrevalore sus posibilidades lo que puede resultar una profunda  decepción.

El mundo actual es eminentemente competitivo, y mas el Tenis como deporte individual lo es en grado sumo, pero para llegar a la cima hay que andar firme.

A veces la familia con la “sana” intención que los hijos alcancen lo que ellos mismos quisieron y no lograron, los convocan desde pequeñitos al triunfo, a la búsqueda de la excelencia y no permitirse ni el mas minino fracaso.  Cuantas veces después de un 6-0, 6-1 en un partido, un padre le pregunta a su hijo ¿ Por que permitiste que te ganaran un juego?, podías haberle dejado a cero.

De esta manera comienza a inculcarse en el niño la pasión por la excelencia, por el éxito, que tan buenos resultados puede dar, pero al mismo tiempo puede generar algunos contratiempos.

Si ante cada fallo de nuestro hijo(a) en la pista nos “molestamos, lo reprochamos, lo estamos enseñando a no tolerar sus errores, si por el contrario lo estimulamos a que continúe intentándolo, lo animamos y reconocemos su esfuerzo, estaremos favoreciendo el desarrollo de la confianza en si mismo.

El hijo/a tenista, para su desarrollo evolutivo como Personalidad y como jugador, necesita percibir actitudes comprensivas, respetuosas, tolerantes y estimulantes por parte de sus padres como partes de su red de apoyo social.

La situación puede resultar mas compleja cuando existe más de un hijo que juega tenis, es importante evitar hacer comparaciones entre hermanos, y nunca hacer referencia de cual es el mejor.

Para incidir positivamente en el desarrollo de la personalidad de los hijos/as en general y en el desarrollo tenístico en particular, los padres, al evaluar el desempeño de sus hijos/as deben destacar los factores que hacen posible una actuación digna de tenerse en cuenta: la disciplina, la dedicación, el esfuerzo, la atención a los profesores, la calidad de la preparación, la constancia, el haber aprendido a concentrarse y auto controlarse en la pista, todo esto durante un largo periodo.

Si los padres actúan, aplicando estos consejos, los niños y jóvenes irán conociéndose a si mismos que es el primer paso para lograr mejores resultados.

Los tenistas infantiles y juveniles comparan su actuación y resultados con las de otros jugadores, logran de esta manera una determinada auto proporción entre sus compañeros y rivales y forman una actitud hacia la importancia del resultado.

De estas comparaciones y de la valoración de los damas, incluyendo la que hacen los padres, que en muchos casos es la de mas valor para ellos, el jugador crea “ un nivel de expectativas” para sus futuros compromisos competitivos.

Según la experiencia de psicólogos deportivos, en el psico diagnostico inicial a jugadores  infantiles y juveniles de diferentes países, conocemos que el mayor porcentaje de metas, objetivos y aspiraciones que poseen están relacionadas con resultados generales o específicos en torneos, proyectados a largo plazo y al mas alto nivel. Por ejemplo: “Mejorar mi ranking”, “ Ser jugador Copa Davis por mi país”, “Jugar como Federer”, “Jugar en Grand Slam”, “ Ser la No 1 del mundo”….. Todas estas metas expresan “Expectativas de éxito”.

En menor porcentaje poseen metas que se centran en aquellos componentes de la preparación  física,  técnica.,  táctica  y  mental, que  necesitan  formar,  desarrollar   y perfeccionar para mejorar el nivel de juego. Por ejemplo: “ Mejorar los desplazamientos laterales”, “ Atacar pelotas cortas”, “ Tener  entre 60 y 65 % de efectividad del 1er servicio”, “ Aprovechar los 20 segundos entre puntos para prepararme para jugar el próximo”, “ Ser un jugador/a positiva en todo momento”.

Estas metas expresan “Expectativas de Eficacia”, las que no se contraponen a los resultados, sino que los hacen posible y generan menos angustian que el pensar en “Ganar o Perder”. Estas deben ser específicas, realistas y controlables.

Muchos jugadores jóvenes tienden a confundir lo que son con lo que pueden llegar a ser, a veces alentados por sus propios padres. En ocasiones es tan elevado el deseo de un resultado que le resta objetividad a la orientación  hacia los factores que dependen de su disciplina, esfuerzo, constancia, dedicación, y actitudes en la cancha que son controlables y dependen del jugador.

La familia tiene una importante participación en las diferentes etapas del desarrollo del jugador (a), desde la iniciación hasta la terminación del deporte activo.

Por esto, constituye, para el psicólogo especialista en deporte, una acción importante, el hecho de elaborar un programa que contribuya a  entrenar y preparar a los padres para cumplir adecuadamente su rol en el proceso de preparación como jugador de tenis competitivo de su hijo/a, aquí se deben involucrar los directivos y entrenadores, quienes como parte del equipo multidisciplinario deberán lograr involucrar a los padres y comprometerlos a cooperar, pero no interferir en aquellas decisiones y responsabilidades que solo corresponde a los especialistas responsables de cada uno de los aspectos de la preparación tenística.



2009-2017, "LA ÉPOCA DORADA DEL TENIS MALAGUEÑO", ¿DAVIDOVICH?. Álbum de tenistas malagueños.