Al descubierto la lucha
entre las marcas de pelotas para abastecer un torneo
Masters 1000. pista dura,
cemento, al aire libre y con
temperaturas que rondaban los 25 grados. Una vez acabado el torneo los tenistas
jugaron las eliminatorias de la Copa Davis. Es decir, nueva superficie, nuevo
clima. Y, además, las bolas de tenis también fueron diferentes.
Dos semanas después, con el Máster 1000 de por medio, acuden a un ATP 500, una nueva competición, con nuevas pelotas. Cambios todos ellos que no ayudan, precisamente, al físico de los jugadores, pero descubren el lucrativo negocio de las bolas de tenis.
Permiso internacional
Cada semana los jugadores se tienen que adaptar a bolas diferentes. Cada torneo, con permiso de la Federación Internacional de Tenis, propone una marca de bola. Con sus propias medidas, su peso (que ronda los 60 gramos), su estilo, su pelaje y, sobre todo, sus condiciones en las que son golpeadas por las raquetas. Y los jugadores, resignados, tienen que entrenar y disputar sus partidos con esas “nuevas” bolas.
¿Quién hay detrás de esas pelotas? Unas marcas que no quieren perder comba en ninguno de los torneos en los que se utilizan sus prototipos. De hecho, la cantidad de bolas que dispone cada marca en los torneos es bastante importante: en un Grand Slam se llegan a usar 48.000 pelotas, 20.000 en el caso de los Masters 1000 y en torno a 8.000 en el caso de torneos ATP 500 como el Conde de Godó. Muchas bolas en juego. Mucho dinero en juego.
Baile de marcas
En los cuatro Grand Slams, por ejemplo, se usan tres marcas
diferentes. En Australia el modelo lo pone en liza la marca americana Wilson.
En la tierra batida francesa de Roland Garros es la igualmente francesa Babolat
la responsable de disponer las pelotas del torneo. En el mítico Wimbledon se
golpea a la inglesa Slazenger; mientras que en el Open de USA repite Wilson.
En los nueve torneos Masters 1000 sí que hay una cierta unanimidad: la marca Dunlop es la que despliega su arsenal de bolas amarillas. Es la misma firma que abastece la herramienta imprescindible del tenis en torneos como el Conde de Godó.
En cuanto a otros campeonatos, Head está presente en Basilea, Río de Janeiro o el Masters de Londres. Artengo en Moselle. Y Tecnifibre en Moscú, Róterdam, Marsella, Gstaad, Montpellier, Lugano o Praga. Muchas compañías que a lo largo de una temporada cargada de torneos, (130 entre masculinos y femeninos), conviven en un competitivo mercado en el que cada marca intenta disfrutar de su trozo de tarta.
¡Un gran negocio, si señor!