Por Esteban Carril
Esteban Carril es LTA High Performance Advisor & WTA/ATP/ITF Player/Team Consultant. Ha sido coach de Johanna Konta y de Roberto Bautista. Licenciado en Direccioón y Administracion de Empresas con un minor en Economia. También es Entrenador NAcional de Tenis RFET y ha formado parte del Comite de Docencia de la RFET
Muchas son las ideas profesionales que se nos vienen a la cabeza mientras viajamos por el circuito en estos tiempos de PCRs y pandemia, por suerte o desgracia tenemos mucho tiempo de observación que siempre son de utilidad en la vida de un entrenador de tenis. De hecho, cada vez tenemos más tiempo de observación debido a que muchos de los jóvenes jugadores con los que hoy en día trabajamos reciben con mayor dificultad las conversaciones cara a cara haciendo que estas ocurran con menor frecuencia, estos jóvenes deportistas pasan infinidad de horas refugiados en sus teléfonos haciendo que nosotros sigamos contemplando este mundo que cambia tan rápidamente. Sin lugar a duda, tenemos que acercarnos a ellos mediante este nuevo mundo conectado para poder tener cosas en común con ellos y esa medida de cuanto conectarse impactará en la calidad de nuestro trabajo.
Llegar a tener una visión de lo que viene por delante para todos nosotros los profesionales del tenis en general se convierte prácticamente en una labor de profeta la cual no quiero adoptar ya que no creo en ello. Sin embargo, veo la oportunidad de reflexionar sobre lo que nosotros los formadores y entrenadores de tenis podemos hacer para mejorar el presente actual e ir haciendo camino al andar.
¿Cómo podemos conectar mejor con las nuevas generaciones?
¿La tecnología nos distrae a nosotros los entrenadores más
que en años anteriores debilitado nuestro posible impacto en los alumnos?
¿Qué normas cotidianas debemos considerar instaurar para
poder hacer más efectiva la relación con los jóvenes en estos tiempos que
corren?
¿Qué podemos hacer para guiarles hacia la senda de la
autonomía, del agradecimiento por lo presente y de la madurez para distinguir
que se debe trabajar en cada momento?
¿Crees que podrán los jugadores adquirir la picardía
necesaria para interpretar a los rivales en pista o adquirir la madurez deseada
para perfeccionar la toma de decisiones teniendo en cuenta las actuales
distracciones?
Albert Camus, premio Nobel de literatura en 1957 escribía
esta carta a su formador más relevante a las pocas horas de recibir el
reconocimiento:
Sin usted, la mano afectuosa que tendió al pobre niñito que era yo, sin su enseñanza y ejemplo, no hubiese sucedido nada de esto. No es que dé demasiada importancia a un honor de este tipo. Pero ofrece por lo menos la oportunidad de decirle lo que usted ha sido y sigue siendo para mí, y le puedo asegurar que sus esfuerzos, su trabajo y el corazón generoso que usted puso continúan siempre vivos en uno de sus pequeños discípulos, que, a pesar de los años, no ha dejado de ser su alumno agradecido.
Como formadores entiendo que un objetivo personal y
profesional en nuestro trabajo es el de intentar impactar a nuestros alumnos,
aunque sabiendo que ese logro ocurrirá sólo en un numero de ocasiones limitado
y quizás escaso. Eso no debe desanimarnos para seguir en nuestro empeño de
querer conseguirlo porque el hecho de intentarlo con un compromiso total es en
sí mismo una gran victoria. Tu o yo como entrenadores, o un profesor del
instituto, quizás de la universidad pueden ser ese formador que impacte y
complemente el esfuerzo de las familias para que un joven pueda volar lo alto
que quiera o pueda.
¿Estamos bien centrados y entrenados como nosotros mismos entrenamos a nuestros jugadores y así sumar cada día en esa bonita labor de formador?
Personalmente intento no tener el teléfono en la mesa cuando desayuno con los jugadores o compañeros, tampoco cuando comemos o cenamos y por descontado que el teléfono no esta cerca de la pista de tenis donde ocurre parte de la magia de las mejoras, de los progresos.
No quiero que nada interceda en ese proceso de aprendizaje mutuo, de pensar y de empatizar, de escuchar y de trabajar la humildad para entenderse. Los dispositivos los carga el diablo cuando hablamos de encontrar mejoras en equipos de trabajo entrenador-jugador porque nuestros jóvenes ya están distraídos de por sí con lo que sería bueno que consideremos no distraernos nosotros mismos. Si así ocurriese, sería una coincidencia nefasta que garantiza que la magia de nuestra profesión se esfume.
Me pongo en la situación de los jóvenes y creo que haría lo mismo que ellos a su edad. Estaría igual de ansioso por ver el móvil antes, durante y después de entrenar para que así se convierta en mi acompañante del día. Como entrenador intentaré tomar acción para que pueda haber un balance entre lo que nosotros hemos vivido y lo que ellos están viviendo, lo haré liderando mediante el ejemplo para que vean que se puede vivir sin el móvil dictando tu vida y que de esa manera más autónoma e independiente de las distracciones del móvil, si es posible madurar más rápido y mejor.
Vivir y experimentar mejor el presente para sacarle partido y disfrutarlo a la vez que uno es agradecido por tener esa oportunidad en la vida. Hace algunos años y anterior a los móviles, los jóvenes ya éramos distraídos y nos costaba entender con claridad que hacer en cada momento, hoy en día a las distracciones de la propia edad se añade las distracciones tan dañinas que los móviles traen para nuestros alumnos. Sin lugar a duda hay lugar para hacer un buen uso de las tecnologías aunque no estoy seguro de que esté evolucionando hacia ese deseado balance.
Animo a todos los entrenadores de tenis a reflexionar sobre cómo queremos gestionar esta situación y a opinar sobre ello ya que nuestra profesión se ve directamente influenciada por este tema y podríamos hablar sobre ello durante largos días sin llegar a una solución única. En mi opinión debemos marcar unos limites que nos beneficien a todos y que sobre todo que nos faciliten liderar mediante el ejemplo ya que en muchas ocasiones nos sumergimos en la distracción también y sería genial que no ocurra. Podemos fijarnos en nosotros mismos primero y dejar que las buenas acciones vayan tendiendo impacto poco a poco en los jugadores.