Jugar al tenis sin estresarse es todo un reto.
Si un jugador aficionado, que no depende del tenis para
vivir, puede perder la calma en un partido—frustrándose por sus errores,
quejándose del viento, la pista o las pelotas, e incluso desanimándose hasta
perder—imaginen la presión de un profesional.
Para ellos, ganar no es solo una meta, sino una necesidad,
porque cada victoria les da ingresos y cada derrota significa perder dinero y
bajar puestos en la clasificación mundial.
La paz es sentirse en equilibrio, sin preocupaciones ni
angustias, aceptando las cosas como son y encontrando tranquilidad en medio de
la incertidumbre.
En el tenis profesional, lograr esta calma es muy difícil.
Como dice Álex Corretja en una frase que me encanta: "El tenis es una
trituradora psicológica".
Mantener la mente y el corazón tranquilos durante un
partido, sin ansiedad ni culpa, es realmente complicado.
A esto se suma la dificultad de llevarse bien con los demás.
En un ambiente tan competitivo, evitar los resentimientos y la tensión con
rivales y entrenadores es otro gran desafío.
Por eso, encontrar paz en el tenis (y en la vida) significa
aceptar lo que sucede sin luchar contra lo que no podemos cambiar. No se trata
de resistirse a la realidad, sino de adaptarse y seguir adelante con serenidad.
Para muchos, la paz llega a través de la meditación, la
gratitud, el perdón y el vivir el presente.
En el tenis, como en la vida, aprender a soltar y enfocarse
en el aquí y ahora puede marcar la diferencia entre sufrir y disfrutar
realmente el juego.
Saludos. Jorge Mir