Málaga, 7 de septiembre de 2025
Por Jorge Mir Mayor
Sorprender.
En una final todo pesa más y es mucho más complicado
jugarla, pero ahí está Carlos, con esa manera suya de hacer que lo imposible
parezca sencillo.
Para nosotros como público, su tenis es arte y magia pura:
un golpe que nadie espera, una jugada que rompe el guion, algo que nos deja con
la boca abierta y nos recuerda por qué amamos este deporte.
Pero para su rival, sorprender tiene otro significado. No es
belleza, no es admiración. Es peligro. Es quedar descolocado, sin respuesta,
pillado y desprevenido en el peor momento.
Porque con Carlos nunca sabes qué va a pasar y eso es lo que
lo hace único y distinto.
Para nosotros, pasión y espectáculo.
Para el rival, tormenta sin un refugio.
Y hoy, en esta final, esa capacidad de sorprender puede ser
el poder que lo eleve y grabe su nombre, una vez más, en la memoria inmortal de
la historia del tenis como el número uno del mundo.
Saludos. Jorge Mir